El siguiente
trabajo busca reflexionar acerca de las resistencias a las políticas
neoliberales durante la larga década neoliberal de nuestro país que no se
expresaron a través del movimiento obrero organizado, como fue
tradicionalmente, sino a través de movimientos sociales.
En este caso
nos interesa pensar el movimiento piquetero, una suerte de movimiento de
movimientos que reunió a miles de desocupados que fueron perdiendo su trabajo durante
los años del menemismo, desde la perspectiva de sus canciones.
Primero
haremos una contextualización del problema, luego presentaremos a nuestros
actores centrales en este período y por último, arriesgaremos algunas conclusiones.
Breve recorrido histórico. Nuestra
hipótesis.
Para
contextualizar nuestra problema, nos interesa tomar la descripción que hace Sebastián
Pereyra en su libro “¿La lucha es una sola?” en él, el autor destaca cuatro
etapas en la constitución de los actores sociales y políticos de nuestro país y
el lugar donde se desarrollaron, históricamente, los conflictos sociales.
En primer
lugar, señala la etapa que va de 1880 a 1930 donde se va constituyendo la clase
obrera y cuyos principales ejes de lucha fueron las condiciones de trabajo.
Luego marca
la etapa que denomina Integración, que comienza en 1930 con la crisis del
modelo agroexportador y termina en 1955 con el golpe a Juan Perón. Esta etapa
se caracteriza por sus primeros intentos de industrialización y por la
consolidación de un nuevo escenario local que modifica las formas de
organización y movilización en el mundo del trabajo.
Después,
destaca la etapa que va de 1955 a 1976, un período signado por la proliferación
de ideas desarrollistas y mercado interno, en ella, plantea un escenario de
resistencia, radicalización y desestructuración del mundo del trabajo.
Finalmente,
la dictadura militar de 1976-1983 que, con la represión política, traerá una
nueva reconfiguración social.
Citando a
Pereyra “La dictadura militar, a fuerza de represión política y transformación
económica, sentó las bases para un cambio de época”. Y agrega, “la democracia y
el neoliberalismo son los factores que mejor permiten entender las
transformaciones que se dieron en la movilización y organización social de los
últimos 25 años.”[1]
Las políticas
neoliberales debilitaron el Estado nacional desarrollista y confluyeron para
que el mundo del trabajo dejara de ser el centro de la organización y
participación social. De esta manera, van a ir apareciendo nuevos actores
sociales, como consecuencia del repliegue de la militancia y se van a ir
modificando también los reclamos.
Entonces
decimos que, coincidiendo con la hipótesis de Pereyra, la otrora influyente
organización sindical con su territorio y métodos de lucha, van a ser
desplazados, en este período, por organizaciones, territorios y métodos de
lucha novedosos.
Dictadura y después.
El 24 de
marzo de 1976 una dictadura cívico militar derrocó al gobierno constitucional
de Isabel Perón, dando inicio al período más oscuro de la historia argentina.
La junta
militar encabezada por Videla, Massera y Agosti llevaron adelante una serie de
transformaciones económicas, políticas y sociales que marcaron la sociedad por
los siguientes 35 años.
En términos
de Forcinito y Basualdo, la dictadura militar inició un proceso de
transformación económica que se desarrollaba en todo el mundo occidental.
En este
sentido, las medidas económicas llevadas adelante por el ministro de economía
de la dictadura, Martínez de Hoz, fueron la versión doméstica de la primera
etapa de un régimen de acumulación iniciado alrededor de la crisis del petróleo
de 1973 y que significó pasar de un capitalismo con base industrialista a uno
de base financiero especulativo.
“Bajo el
justificativo de reemplazar al Estado, por un mejor asignador de recursos, el
Mercado, la reforma del sistema financiero liberalizó las tasas de interés y
desreguló las actividades financieras, transfiriendo la gestión de las mismas a
las entidades privadas, bancarias y no bancarias (las llamadas “financieras”).”
[2]
Luego
plantean que esta transformación se dio en la Argentina en dos etapas: primero,
durante la dictadura militar (1976/1983), y después, durante las presidencias
de Carlos Menem (1989/1999) y De La Rúa (1999/2001). Acá podemos debatir si el
neoliberalismo sigue o no vigente en nuestro país, lo cierto es que el
neoliberalismo es una expresión transnacional y las reformas estructurales
están presentes en todo el subcontinente. Por este motivo, y porque las
cuestiones básicas no fueron reformuladas, nos permitimos coincidir más con la
idea de Lorena Soler que “entonces las fuerzas políticas [más progresistas de
la región] intervienen en un contexto antineoliberal mucho más que
posneoliberal. Y ahí, todos apuestan a mantener el rol central del Estado en la
economía, algunos redireccionamientos de mercado y un poquito de distribución
de la renta: el neoliberalismo ya nos disciplinó acerca de lo que puede y no
tocarse.[3]
En fin, la última
dictadura comenzó el proceso, durante los ´80 hubo los primeros atisbos de medidas
neoliberales y ya en los ´90 la profundización del modelo neoliberal consolidó
el cambio en el modelo de acumulación antes descripto.
En esta
segunda etapa, a la liberalización de los mercados, se le suma la reducción del
aparato estatal mediante dos estrategias centrales: 1. La ley de emergencia
económica y social y 2. La Ley de Reforma del Estado.
Por una lado,
se pedía superpoderes para que el poder ejecutivo llevara adelante los pasos
que creía necesario para maniobrar la crisis, y con la reforma del Estado se
inició un proceso de privatizaciones de empresas públicas que tuvo un primer
momento entre 1989/1996 y luego una desestatización completa.
Todo esto
sumado a la ley de convertibilidad que traía la paridad peso-dólar que se
mantenía en base a la venta de las empresas públicas, el ingreso de divisas con
préstamos de los organismos internacionales de crédito y la prohibición de
imprimir billete nacional.
Las
consecuencias de este proceso fueron la desindustrialización, la concentración
económica, la creciente desocupación y el aumento de la pobreza a niveles muy
altos; si bien durante la dictadura, este proceso fue llevado adelante con el
dispositivo del aparato estatal represivo, durante el gobierno de Menem fue
desarrollado mediante un proceso democrático y con alto nivel de consenso
social.
Nuevos Movimientos Sociales. Nuevas formas
de organización y participación.
Ahora quiero
detenerme en los Nuevos Movimientos Sociales (NMS), definirlos y explicar cómo
estos han reemplazado a las tradicionales estructuras sindicales de otras
décadas como eje de la organización social.
Con la
llegada de la democracia en América Latina existió una revitalización de la
actividad política, que primero recayó en las estructuras tradicionales, pero
además en un actor nuevo que “llamaron fuertemente la atención”, los NMS.
Los cambios
económicos y las nuevas formas que adquirió el trabajo y, en muchos casos, la
falta del mismo, generaron nuevos escenarios donde la organización social ya no
se realiza en base a una identidad clasista, sino más bien sectorial, donde
podemos encontrar agrupamientos policlasistas pero con fuertes coincidencias.
Citando a
Pereyra, “En principio, una cuestión notable es que estos movimientos
registraban una fuerte presencia de clases medias que se fueron consolidando en
los países centrales hacia mediados del siglo. Más interesante aún es el hecho
de que muchos de estos movimientos no se definían por las características
socioeconómicas de sus miembros sino que, en general, incluían miembros de
distintas extracciones sociales y el factor aglutinador provenía de otro lado.”[4]
Estos NMS
transformaron también los métodos de organización y acción, redefiniendo las
orientaciones de los reclamos; en principio se centraron en la cuestión de la
autonomía y en la crítica a la excesiva regulación del Estado; se verifican
también rasgos de espontaneismo.
De esta
manera, se van configurando organizaciones sociales que no tienen como objetivo
la toma del poder, sino más bien la reivindicación de transformaciones de
carácter cultural y legal y cuestiones relacionadas a la vida cotidiana.
Así se
sucedieron, primero, las transformaciones del orden sindical y obrero; segundo
los movimientos de pobladores y tercero, los movimientos indígenas y
campesinos. Vendrán luego los movimientos de mujeres, de jóvenes y otros espacios
novedosos.
Transformación del espacio político. Surgen
nuevos actores colectivos. Sus voces.
Esta nueva
situación política fue configurando un nuevo escenario donde se manifiestan los
conflictos sociales.
Es sabido que
en la Argentina hubo un fuerte movimiento obrero organizado que luego del
impacto de las políticas neoliberales, se fue desestructurando hasta llegar a
ser una multiplicidad de organizaciones sectoriales. En este sentido, ese otrora
gran movimiento sindical se fue transformando en miles de experiencias
organizativas, representando a decenas de sectores sociales que fueron
reemplazando como eje central a la clase obrera tradicional, y que en conjunto
llamamos: Nuevos Movimientos Sociales.
Sin ánimo de
detenernos en esta cuestión, nos parece importante destacar el surgimiento de
los Nuevos Movimientos Sociales. En términos de Hernán Ouviña podemos
caracterizar a estos agrupamientos de personas como organizaciones más
horizontales y participativas que surgen en América latina en los últimos
treinta años al calor de la creciente exclusión social, la crisis de
representación y la erosión de los mecanismos de participación política. [5]
Pero también
debemos decir que, sin ser una novedad de los 90, sí plantean una originalidad
en las formas de protestas y, sobre todo, de las relaciones de poder y con el
poder. Son hijos de la desindustrialización y la pérdida de derechos
colectivos.
La
importancia de estudiar los NMS, cómo y por qué surgen, tiene que ver con la
necesidad de entender el nuevo escenario social y político en el que nos
encontramos como país.
Por otro
lado, como historiadores creemos que es importante ver las fuentes, escritas y
orales. En ese sentido, advertimos que existe en nuestro país y en nuestro pueblo
una importante costumbre que une la movilización callejera y el “cantito” de
las movilizaciones.
Esas
canciones que se entonaban en las marchas callejeras expresan mucho de lo que
sucedía durante esos años, nos habla mucho de la coyuntura, nos habla de la
imaginación popular, las formas organizativas y de una crítica desde la cual
podemos tomar registro de lo que pasaba.
Consideramos
que escuchar a los actores nos permite, primero visualizarlos, segundo tomar
concretamente sus reclamos. El oficio del historiador es reunir fuentes e
interpretarlas. En este caso, todavía es posible interpretar fuentes primarias,
como las entrevistas, pero queremos agregarle una importancia a las “canciones”,
éstas son una fuente y voz autorizadas de los actores. Si podemos rastrearlas,
nos pueden decir mucho más que lo que imaginamos.
En este
sentido, nos interesa escuchar lo que se cantaba en las movilizaciones de los ´90
para mostrar, por un lado, que no todo el pueblo aceptó mansamente las reformas
neoliberales; y por el otro, una tradición popular muy arraigada en nuestro
pueblo, la movilización y los cantos populares. Sin dudas, este espacio no fue
el único que marchaba y “cantaba” sus consignas, pero nos interesa reconstruir
las reivindicaciones de ese movimiento de movimientos a través de escuchar sus consignas.
Desde esas
canciones y sus letras, podemos historizar cuáles eran las luchas y las
caracterizaciones que del poder hacían los sectores sociales que enfrentaban al
neoliberalismo.
El movimiento piquetero.
No es mi
intención abundar sobre el surgimiento y desarrollo del movimiento de
desocupados en la Argentina, mucho se ha escrito sobre el particular. Más bien,
me gustaría rescatar sus reivindicaciones expresadas en sus cantitos y señalar
el carácter heterogéneo del movimiento, su desigual desarrollo a nivel nacional
y trataré de organizar a este conglomerado de organizaciones de manera tal de
entender sus tácticas y estrategias a partir de escucharlos en sus canciones.
En 1989
Carlos Menem ya había sido elegido para gobernar el país con el 47% de los
votos. La situación económica era desesperante. La inflación de julio de ese
año había llegado a 209%. El presidente Alfonsín se veía obligado a acortar su
mandato luego de haber sancionado el Estado de sitio. La pobreza tenía picos de
44% en el Gran Buenos Aires o Rosario.[6]
En este
contexto, el nuevo presidente implementa su estrategia política a través de las
leyes de Reforma del Estado y el plan de Convertibilidad.
El presidente
basó su campaña electoral en la promesa de que si lo “seguían” traería la
“Revolución productiva” y el “Salariazo”; lejos de cumplir sus promesas, Menem
se alineó con el Consenso de Washington y desarrolló una política neoliberal
que significó transformar el régimen de acumulación industrialista en uno de
base financiero especulativo.
En agosto de
1989 el congreso sancionó la ley 23696 de Reforma del Estado. En ella se aprobaba
un Estado de emergencia que permitía al gobierno tomar las medidas necesarias
para reestructurar el Estado. Seguidamente se sancionó la ley 23697 de
Emergencia Económica que le daba “superpoderes” al presidente para intervenir
en la economía del país.
En 1990
sucede un hecho importante que nos permite poner como inicio de la
contextualización de nuestro objeto de investigación: el decreto 2778
transforma a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad del Estado en YPF SA.
Esta es la antesala de la privatización de una empresa que supo ser estructurante
de la sociedad argentina construyendo comunidad allí donde se abría una filial.
Así fue creciendo la familia Ypefiana.
Por otro
lado, o paralelamente, el proceso privatizador primero y sus consecuencias
económicas luego, fueron elevando los niveles de desocupación y subocupación.
Al mismo tiempo se desarrollaban puebladas como el Santiagazo de 1993, la
marcha federal de 1994 y los primeros piquetes de rutas en las provincia de
Neuquén (1996) y Salta (1997) justamente en las ciudades donde los ex
trabajadores de YPF iban quedando en la calle.
Los niveles
de desocupación en la larga década neoliberal pasaron del 6% en 1990 a 18.8% en
1998; bajó levemente a 14.7% en octubre de 2000 y subió nuevamente a 18.8% en
mayo de 2002. En este contexto, las y los desocupados serán actores fundamentales
de la resistencia al neoliberalismo.
Como señalan
Svampa y Pereyra el movimiento piquetero reconoce dos afluentes: por un lado
marca la ruptura táctica con las protestas anteriores a través del uso de
piquetes y puebladas del interior del país en los ´90; por otro lado, remite a
la acción estratégica basada en el trabajo cotidiano territorial y
organizativo, centralmente el conurbano bonaerense.
Entonces
podemos identificar un primer grupo de movimientos de desocupados ligados a los
ex trabajadores del ex Estado de bienestar, personas de ingresos dignos y con
cierto nivel de vida producto de su relación con las empresas del Estado. Por
otro lado, identificamos un segundo grupo “de una tradición contestataria más
ligada al trabajo en el espacio barrial y la gestión de las necesidades
básicas”[7]
A
continuación intentaremos visualizar las demandas del movimiento piquetero a través
de las canciones que se escuchaban en las numerosas marchas que, generalmente,
confluían en la histórica Plaza de Mayo en la Ciudad de Buenos Aires.
Las canciones
Etapa Menem hasta 1999:
En ese período
todavía era incipiente el accionar y la confluencia. Las primeras expresiones fueron
las ollas populares y las comisiones de vecinos. El movimiento piquetero estaba
tomando forma, sobre todo, en el interior del país y el Gran Buenos Aires. La
primera marcha unitaria y hasta Plaza de Mayo data de septiembre de 1996
(Svampa y Pereyra). Esta marcha, bajo la consigna “contra el hambre, la
represión y la desocupación” fue el puntapié inicial para la organización de
los movimientos de desocupados.
Asimismo, en
esta primera etapa se pueden rastrear marchas a los municipios en demanda de
alimentos. Por esos años, empieza a ser la CTA, que para entonces recibía la
personería gremial, un foco catalizador de estos reclamos.
Los primeros
reclamos son hacia los municipios. La respuesta del gobierno fueron los “planes
sociales”, primero el Plan Trabajar a nivel nacional, luego el Plan Barrios
Bonaerenses en la Provincia de Buenos Aires. Estos escasos planes se
distribuían a través de los intendentes y punteros del PJ. Hasta se implementaron
tácticas como “Las Manzaneras” para distribuir los recursos que pocas veces
cubría las necesidades.
En esta etapa
vemos canciones que muestran a un movimiento incipiente y que busca
diferenciarse con el gobierno de Menem y marcando los límites a su programa
neoliberal.
¿Dónde está
la democracia
Y el gobierno
popular?;
El pueblo se
caga de hambre,
La gente sin
trabajar.
En esta
canción podemos ver el cuestionamiento que se hacía al gobierno de Menem. Se le
criticaba sus “traición”, el plan económico y ya se planteaban sus
consecuencias.
Llamen al
gorila musulmán
Para que vea:
Que este
pueblo no cambia de idea
Pelea, pelea
por su dignidad.
Gorilón
Gorilón,
Salí de la
rosada
Que es la
casa de Perón.
En estas dos
canciones vemos como se le cuestiona al presidente su “traición” al proyecto
peronista. Sin dudas estos cantos provienen de sectores peronistas que no
comparten la política del riojano. Además marcan una línea divisoria: “este
pueblo no cambia de idea”, en una clara confrontación de proyectos.
Somos de la
gloriosa juventud argentina
La que hizo
el Cordobazo
La que peleó
en Malvinas,
No nos para
el gobierno
No nos para
la yuta
No nos para
ninguno de esos hijos de puta.
Que cagazo,
que cagazo,
Caminan por
las calles,
Los hijos del
Cordobazo.
Acá hay dos
canciones que marcan un posicionamiento de los manifestantes frente a una
determinada herencia de lucha. El Cordobazo, las Malvinas, son banderas de un
pueblo que resiste y “no lo para nadie”. Es una declaración de principios.
Etapa De La Rúa: 1999-2001
Durante la presidencia
de Fernando de la Rúa las reivindicaciones fueron por el trabajo, planes sociales y alimentos, pero también
tomaron un carácter más político y anti gobierno. Esta etapa está signada por
una consigna final que fue el “Que se vayan todos”.
La política
social del gobierno de la Alianza fue mucho más deficitaria que la anterior.
Los planes sociales se redujeron y los gobiernos provinciales pagaban en cuasi
monedas. Había fuertes reclamos de alimentos, sobre todo a los hipermercados.
Los recursos empezaban a ser distribuidos por las organizaciones sociales, que
se iban transformando en verdaderos intermediarios entre el gobierno y la
sociedad civil. Esto trajo dos consecuencias: por un lado, el salto exponencial
de los movimientos sociales y por el otro, un reconocimiento de esas
organizaciones a la hora del diálogo. En esta etapa comienza una fuerte
política de reagrupamiento y unidad de acción entre los movimientos de desocupados.
Hubo dos acontecimiento importantes: uno tuvo lugar en la localidad bonaerense
de La Matanza, allí se realizaron dos asambleas piqueteras que dieron el inicio
de un plan de lucha piquetero nacional que fue devastador para la
gobernabilidad de la Alianza; el otro, la rebelión del 19 y 20 de diciembre de
2001 que puso fin al gobierno de De La Rúa.
Se
multiplicaron los cortes de rutas, las marchas, las ocupaciones de ministerios
y los bloqueos a los grandes hipermercados en reclamos de alimentos que luego
se repartían entre los integrantes de las organizaciones.
Al mismo
tiempo aumentaron los casos de represión, detenciones políticas y muertes.
Emblemático fue el caso del muchacho Emilio Alí, detenido en Mar del Plata por
encabezar un reclamo de alimentos y la represión del 20 de diciembre que dejó
decenas de muertos.
En este grupo
de canciones se puede ver los primeros rasgos identitarios del sujeto y del
movimiento: El desocupado y el
movimiento piquetero. Pero también se escuchan mensaje fuertes contra el
gobierno.
Somos todos
piqueteros
Somos todos
fogoneros
Y para el argentinazo
Somos todos
compañeros.
Los
piqueteros eran el primer grupo que cortó las rutas en Neuquén. Los fogoneros
protagonizaron el segundo corte de ruta en Neuquén, y que criticaban a ese
primer grupo de haber claudicado. Acá se refuerza la identidad pero también es
una expresión de deseo de unidad.
Soy piquetero
señor,
Lo llevo en
el corazón,
Los vamos a
echar a todos
La puta madre
que los parió.
Señores, soy
piquetero y toda la vida voy a luchar,
Seguimos
cortando rutas por el trabajo y la dignidad.
Palazo, bala
de goma, la bonaerense la federal,
A mí no me
importa nada, me sobran huevos para luchar.
Nosotros
vamos a luchar
Por dignidad
y cambio social
Somos el
pueblo en la calle
Por eso nos
dicen los piqueteros,
Por eso
cortamos rutas, quemamos gomas ponemos huevo.
Tenemos que
organizarnos para cambiar esta situación,
Echemos todo
a la mierda y que gobierne el trabajador.
Acá vemos dos
canciones bien identitaria y con una declaración de propósitos. “Soy piquetero,
voy a luchar por trabajo y dignidad”. Esta canción nos dice qué son los
piqueteros, qué quieren y cómo piensan conseguirlo. Además aparece una forma de
gobierno: “que gobierne el trabajador”.
También nos
habla de la represión que sufren y anticipa el “que se vayan todos” y
finalmente vemos el sentimiento: “lo llevo en el corazón”.
A vos te
queda poco “chupete” botón
Te cortamos
las rutas,
Te paramos el
país
Asesino de
obreros
Te tenés que
ir.
Esta ya es
una canción dura. Pide la renuncia del presidente y lo trata de asesino. Está
el piquete y la huelga. Esa rara forma de pedir la unidad de los trabajadores
ocupados y desocupados.
(A los
hipermercados)
Aplaudan,
aplauda
No deje de
aplaudir
Las bolsas de
comidas
Que ya van a
venir.
Esta canción
nos habla de los bloqueos a supermercado en demanda de alimentos.
Que se vayan
todos
Que no quede
Ni uno solo
Finalmente el
más conocido. El que cantaban todos los manifestantes el 19 y 20 de diciembre
de 2001. El que quedó en la memoria.
Etapa Duhalde: 2002 - 2003
El gobierno
de Eduardo Duhalde, elegido el 2 de enero por la asamblea legislativa luego de
la renuncia de De La Rúa, implementó y distribuyó 2 millones de planes sociales
del programa “Jefes y Jefas de hogar”. Para recibirlo ya no era necesario
pertenecer a ningún partido o movimiento, la única condición era no tener
trabajo, ser jefe de hogar y tener chicos en edad escolar. En este período, el
caso emblemático fue el asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en
la denominada “Masacre de Avellaneda”, la respuesta del gobierno nacional a un
plan de lucha organizado unitariamente por todo el movimiento piquetero. Unos
meses más tarde Duhalde anuncia elecciones para el año siguiente.
En estas
canciones vemos cómo va subiendo el tono de violencia en las canciones,
producto de la represión y de los días difíciles que se vivieron en ese año y
medio. Además se ve un contenido más político en el mensaje.
Piquete y
cacerola,
La lucha es
una sola.
Este mensaje
también quedó en la memoria. Sin embargo, a veces se lo recuerda como una
anécdota, debido al divorcio que hubo posteriormente entre los piqueteros y las
clases medias.
Que todo el
mundo se entere
Que la
Argentina es rebelde
Este pueblo
es piquetero
Y enfrenta la
represión.
Porque no les
damos tregua
Vamos a
echarlos a la mierda
Vamos a echar
al cabezón.
Acá vemos
como se reafirman dos ideas. Una la identidad piquetera y la otra el que se
vayan todos. Lo que muestra la continuidad de la lucha pese al cambio de
gobierno.
Por eso yo te
quiero dar
Algo de
corazón…
Un gobierno
piquetero, para toda la nación.
Somos el
pueblo del 20 de diciembre
Somos el
pueblo del Puente Pueyrredón
Somos el
pueblo que lucha y se organiza
Por la única
salida
Que es la
revolución.
Acá empezamos
a ver la intención de ligar los dos hechos importantes, el 20 de diciembre de
2001 y la “Masacre de Avellaneda”, con el objetivo de la “revolución”. Es todo
un mensaje.
Nos tiraron
con los gases
Nos cagaron a
balazos
Pero el 20 de
diciembre
Le hicimos el
Argentinazo
Eduardo
Duhalde
Vos sos igual
que Menem
Lo mismo que
chupete
Ajuste y
represión
Sos lamebotas
Esclavo de
los yankys
Para pagar la
deuda
Volviste a la
inflación.
Acá vemos lo
que pensaban los movimientos del gobierno de Duhalde. “Lamebotas”, “esclavo de
los Yankys”, sos “igual que chupete”. Y además en esta canción queda registrado
la vuelta de la inflación.
Y dale
alegría, alegría a mi corazón,
La sangre de
los caídos se rebeló,
Ya vas a ver
Las balas que
vos tiraste van a volver.
Y sí señor,
vamos a llenar de ratis el paredón.
El policía es
un cagón
Con un fierro
y una chapa
Defiende a
los que tienen plata
Mientras el
pueblo va a prisión.
El mano a
mano vamos a hacer
Aunque vengan
los bastones
Porque son
unos cagones
Y los vamos a
correr.
Estas
canciones muestran, sin dudas, el nivel de violencia que se vivía en esos días.
Hablan de “la sangre de los caídos” “las balas que vos tiraste”, “el pueblo va
a prisión”. Son el reflejo de una época signada por ajuste económico, represión
y organización social y política.
Palabras finales.
Quisimos hacer el ejercicio de reflexionar sobre el movimiento
piquetero desde las canciones de sus movilizaciones. Para finalizar, podemos
retomar el subtítulo del libro de Sebastián Pereyra. Entre la democracia y el
neoliberalismo se fue transformando la organización y movilización social en
nuestro país. Acordamos con el autor, que en estos últimos 30 años, la
revalorización de conceptos tales como Ciudadanía, Derechos Humanos,
Participación han recobrado importancia a la hora de movilizarse para reclamar
al Estado.
Las transformaciones en el mundo del trabajo, y en la sociedad en
general, motivaron el surgimiento de nuevos actores sociales y nuevas
metodologías de acción.
Este es el rol que tuvo el movimiento piquetero en este período que,
mediante la acción social y política cotidiana, fueron constituyendo una fuerza
que no sólo terminó representando a los y las desocupadas, sino también se
fueron erigiendo en fuerzas territoriales de gran influencia en el devenir de
la política nacional.
Sin dudas es un movimiento que sufrió las políticas neoliberales de la
larga década neoliberal, Pero también vimos que sufrió la represión, la cárcel
y la muerte, como queda registrado en sus canciones.
En nuestro caso, quisimos dar cuenta de este proceso a partir de la
interpretación de las movilizaciones y
canciones de ese movimiento, sin negar la existencia de otros sectores que aún
siguen peleando contra el neoliberalismo a lo ancho y a lo largo de nuestro
país.
Queda por ver las movilizaciones y canciones de otros sectores
sociales, sus formas de organización y sus diversas formas de relacionarse con
el poder.
El neoliberalismo ha llegado a nuestro continente pero no se ha ido,
será cuestión de que se multipliquen las experiencias como la de los piqueteros
para generar una conciencia crítica que permita revertir definitivamente sus
consecuencias sobre todo en etapas de restauración conservadora.
Bibliografía:
Andújar, Andrea. Rutas argentinas hasta el fin. Mujeres, política y
piquetes, 1996-2001. Ediciones Luxemburg. Buenos Aires. 2014.
Aruguete, Eugenia y Basualdo, Victoria. CURSO A DISTANCIA: "Argentina:
de la dictadura militar a la crisis, 1976-2001. Una mirada desde la historia
económica". Segundo cuatrimestre de 2007. Disponible en:
Ouviña, Hernán. Zapatistas, piqueteros y sin tierra Nuevas
radicalidades políticas en América latina. En Cuadernos del Sur n°37. Editorial
Tierra del Fuego, 2004.
Pereyra, Sebastián. “¿La Lucha es una sola? La movilización social
entre la democratización y el neoliberalismo. UNGS. 2008
Soler, Lorena. ¿Qué hay de nuevo? Las derechas en América Latina. En:
Svampa, Maristella y Pereyra, Sebastián. Entre la ruta y el barrio. La
experiencia de las organizaciones piqueteras. Editorial Biblos. Buenos Aires.
2003.
Las canciones son de invención popular anónima.
[1]
Pereyra, Sebastián. “¿La Lucha es una sola? La movilización social entre la
democratización y el neoliberalismo. UNGS. 2008
[2] CURSO A DISTANCIA: "Argentina: de la
dictadura militar a la crisis, 1976-2001. Una mirada desde la historia
económica". Segundo cuatrimestre de 2007. Autoras del módulo: Eugenia
Aruguete y Victoria Basualdo
[3] Soler,
Lorena. ¿Qué hay de nuevo? Las derechas en América Latina.
[4]
Pereyra, Sebastián. Pág. 23
[5]
Ouviña, Hernán. Zapatistas, piqueteros y
sin tierra Nuevas radicalidades políticas en América latina. En Cuadernos
del Sur n°37. Editorial Tierra del Fuego, 2004.
[6]
Andújar, Andrea. Rutas argentinas hasta el fin. Mujeres, política y piquetes,
1996-2001. Ediciones Luxemburg. Buenos Aires. 2014.
[7] Svampa,
Maristella y Pereyra, Sebastián. Entre la ruta y el barrio. La experiencia de
las organizaciones piqueteras. Editorial Biblos. Buenos Aires. 2003.
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