Por Lola Sultani, Mica Fernández, Chano Itzcovich y Luis
Klejzer
¿Cómo te llamás?
¿Qué hacés ahí?
¿Lo decidiste vos o te obligaron?
¿Dónde está tu profe?
¿Cómo llegaste hasta la escuela?
Hace unas semanas el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires decidió, unilateralmente, abrir las escuelas para que entren muchos
periodistas, muchos funcionarios y pocos alumnxs. La idea es sacar este tipo de
fotos. Lo que se dice: marketing político.
En cuanto recibimos la noticia por los medios de
comunicación, nos juntamos docentes y estudiantes y nos dimos cuenta que se nos
están riendo en la cara. Esta disparatada decisión del gobierno de Rodríguez
Larreta, que contó ahora con la aprobación del ministro Trotta, expone a
estudiantes, docentes y sus familias al virus en el peor momento.
Ellos proponen una revinculación, pero, a la vez, dicen
que no sería una vinculación pedagógica, sino, más bien, de recreación.
La ministra Acuña quiere que vayamos a las escuelas a
sentarnos en una ronda, a pleno sol y con un profe en el medio. ¿Qué
vinculación es esa? ¿Vincularnos a qué?
Basta de decir que no hay clases. Lxs estudiantes y lxs
docentes somos quienes construimos la escuela diariamente. Somos quienes más extrañamos
a nuestrxs compañerxs. Desde marzo venimos cursando como podemos. Algunxs con
computadora, otrxs con celular y muchxs, sin conectividad, retirando trabajos
prácticos impresos. Lxs profes preparamos los trabajos. Lxs estudiantes los
hacemos y los mandamos. Y, finalmente, los profes los corrigen.
Entonces: ¿Qué es lo que no funciona?
La falta de recursos de muchxs estudiantes.
¿Y cómo se resuelve?
Entregando computadoras e internet gratis.
Tenemos la sensación de que nos están usando. Nos sentimos
en el medio de una pelea por abrir o no las escuelas en plena pandemia, sin
preguntarnos y sin comprender la angustia por la que estamos pasando. Una
presión fomentada por intereses económicos o políticos que no contemplan
nuestras necesidades.
Además, tenemos ejemplos en el país y en el mundo de que
no sirvió de nada y que, por el contrario, favoreció a la expansión del virus.
Muchas provincias y algunos países tuvieron que volver atrás con la decisión.
La foto de este alumno, menor de edad, atravesado por
espadas periodísticas neoliberales, es una muestra de la poca importancia que
tiene para el Gobierno de la Ciudad, la salud de la población.
Nos dicen que las escuelas son bares. Nos culpan de haber
“caído” en escuelas públicas. Pero no saben que todo esto pasará y quedará bien
claro en nuestra retina la imagen de este alumno atragantado por el odio
inoculado desde esos micrófonos que solo buscan rating y votos.
La escuela es otra cosa. La escuela, para nosotrxs,
docentes y estudiantes, es el espacio donde le damos batalla a la ignorancia de
estos gobernantes. Queremos ir a la escuela a enseñar, aprender y pensar. Para
no ser como ellos. Para ser mejores. Para construir un país distinto al que nos
dejan ellos. Para que no haya chicxs vulnerados en sus derechos como el pibe de
la foto. Eso, seguro, no lo queremos.