“El socialismo sin la moral comunista no me interesa”.
Esta es una de las frases del Che que destaca el politólogo Germán Pinazo en su
libro “Ernesto Guevara, El pragmatismo de lo imposible” que editó recientemente
la Universidad Nacional de General Sarmiento. Ese fue uno de los conceptos centrales
que el comandante Ernesto Che Guevara sostuvo durante su estadía en la Cuba
revolucionaria y que Pinazo repasa en este libro centrado en sus ideas
económicas que formaron parte del Gran Debate Económico entre los años 1963 y
1964.
En el primer capítulo, Pinazo nos propone releer al Che como
quien quiso transformar el capitalismo construyendo una alternativa que tomara
en cuenta la economía, pero también la ideología y la moral revolucionarias.
En los primeros meses de la revolución, el Che cumplirá cargos
de gestión económica que le dará cierta experiencia y le servirá para delinear
una de las principales ideas que formaron parte del Gran Debate Económico de
1963/64: el Sistema Presupuestario de Financiamiento.
En el segundo capítulo, el autor ya nos introduce en el
Gran Debate. Allí, Guevara pondrá en acto sus habilidades de lector y escritor que
ganó siendo pequeño cuando debía quedarse en reposo debido al asma y que
continuó toda su vida cuando dejaba registro de sus viajes, sus aventuras y sus
luchas cuando redactaba sus experiencias guerrilleras en la Sierra Maestra, en
el Congo y en Bolivia a través de sus conocidos diarios.
Así, el politólogo de la UNGS, va reconstruyendo, de
forma sintética y accesible, el intercambio de ideas económicas en torno de
tres ejes fundamentales: el primero, alrededor de la ley del valor en el período
de transición al socialismo; el segundo es el denominado Sistema Presupuestario
de Financiamiento y el tercero en torno al rol de los estímulos morales en la
construcción del socialismo.
El debate comienza cuando en junio de 1963, el Che se
topa con un texto del comandante revolucionario Alberto Mora publicado en la
revista Comercio Exterior y que expresaba
tres críticas al pensamiento económico del Che: a) la ley del valor existe
siempre cuando hay recursos limitados y necesidades crecientes; b) no hay contradicción
entre ley del valor y planificación, sino todo lo contrario: el valor debe
aparecer plenamente en la planificación como criterio para regular necesidades
y recursos y c) la ley del valor opera, incluso, en el conjunto de empresas que
pasan a ser de sociedad estatal, que no deben ser consideradas, como piensan
“algunos compañeros”, como una sola empresa.
Por su parte, Guevara responde a través de una publicación
en la revista Nuestra Industria. Revista
Económica en octubre de 1963. Allí plantea que A) el valor no es una
relación entre necesidades y recursos, sino un quantum de trabajo abstracto y B) si bien en Cuba las empresas
estatales no constituyen todavía una sola gran empresa, esto no quiere decir
que los intercambios entre las mismas sean necesariamente mercantiles. Allí
lanza otra de las ideas centrales: las desmercantilización de las relaciones de
producción y de las relaciones sociales.
En este sentido, Germán Pinazo afirma que los debates que
daba Ernesto Guevara no eran solo económicos sino de sustancia ético-política
con la que busca construir una nueva hegemonía basada en una reforma
intelectual y moral. Con ese fin, el Che introduce en el debate económico
cuestiones que van más allá de la economía y se mete con la conciencia agregando, de esta manera, cuestiones
de índole ideológica porque sin la conciencia,
dice, no puede haber comunismo. Así, Guevara no solo critica la ley del valor
utilizada en el Sistema de Cálculo Económico sino también la falta de
construcción de una conciencia
distinta de la sociedad. No se puede pensar una sociedad distinta sobre la base
del individualismo. En este marco, introduce sus conceptos sobre los incentivos
morales contra los estímulos materiales porque “no solo luchamos contra la pobreza, también luchamos contra la
alienación”.
Para Pinazo, aquí radica el nudo de la estructura del
pensamiento de Ernesto Guevara y que le da título al libro: “lejos de ser
utópico, su pensamiento es profundamente pragmático, en el sentido de que no se
puede construir una nueva sociedad si no se revolucionan las motivaciones que
tienen los miembros para trabajar y relacionarse”.
Finalmente, en el último capítulo del libro, Germán
Pinazo hace un “salto temporal” para analizar el pensamiento de Guevara en el
marco de la desaparición de la Unión Soviética y demostrando que el Gran Debate
no es solo un tema histórico remoto.
En primer lugar, niega que la desaparición de la URSS estuvo
exclusivamente ligada a una crisis económica terminal y, por ende, descarta la
idea difundida de que la planificación económica es inaplicable y se la
adjudica a un sentido común que difunde esa idea de que el capitalismo es el
único proyecto civilizatorio posible. En segundo lugar, propone que la URSS no
colapsó por una incapacidad económica y, mediante una serie de datos, demuestra
que, salvo en el periodo Brezhneviano, no hubo años de contracción o recesión económica.
A lo sumo de estancamiento.
También propone agrupar los problemas de la URSS en dos
tipos relacionados: A) los problemas coyunturales derivados del reordenamiento
comercial de las décadas del setenta y del ochenta y B) los problemas
estructurales asociados a los problemas que hoy llamaríamos de “incentivos”.
En ese contexto, a mediados de la década de 1980, es
cuando asume Mijaíl Gorbachov la secretaría general del Partido Comunista de la
Unión Soviética trayendo consigo las reformas económicas de mercado conocidas
como Perestroika. Estas reformas permitieron la aparición de emprendimientos
privados y les dieron mayor autonomía a los directivos de las empresas públicas
y a las comunidades locales para la toma de decisiones. Esto permitió que la nomenklatura se proyectara primero como
gerentes de las empresas y luego como propietarios de las empresas en tiempos
de la privatización. Sobre este orden de cosas, Pinazo nos propone pensar las
consecuencias en clave del pensamiento del Che tomando el problema ideológico
en las discusiones económicas y de planificación porque “no puede haber
proyecto económico-civilizatorio alternativo al capitalismo sin una discusión
(una disputa) ideológica que ponga en el centro el problema de los incentivos
individuales”.
En conclusión, Germán Pinazo nos propone en este libro recorrer
la breve pero intensa trayectoria de gestión económica del Che en Cuba; sumado
a sus planteos sobre la lucha ideológica en la construcción de un proyecto
alternativo al capitalismo, sus propuestas de incentivos morales y de educación
de las masas mediante el ejemplo, y nos advierte sobre la vigencia del
pensamiento de Ernesto Guevara, no como un utópico, sino más bien, como un
pragmático de lo imposible.
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