lunes, 26 de agosto de 2013

RESEÑA CRÍTICA del libro:Poder y desaparición de Pilar Calveiro

Calveiro, Pilar. Poder y desaparición. Buenos Aires, Colihue, 1995, 175 páginas.

Pablo Tavella
Universidad Nacional de General Sarmiento

      Poder y desaparición es un libro que aborda la cuestión de los campos de concentración y exterminio como paradigma del terrorismo desaparecedor detentado por la junta militar inaugurada el 24 de Marzo de 1976. Pilar Calveiro, autora del mismo, licenciada en ciencias políticas y sobreviviente de estos campos de la muerte, nos guía en un recorrido al interior del dispositivo concentracionario dentro del cual evita la primera persona. Lo hace, tal vez, para salir del fácil lugar de víctima o bien para quitarle ese tono quejumbroso que tienen las crónicas testimoniales. En este sentido, se coloca más en una postura analítica, política o incluso filosófica. Calveiro brinda información detallada sobre ese oscuro submundo: Los procedimientos, los grupos de tareas, los métodos de los represores etc. Sin embargo su trabajo cobra especial riqueza cuando la reflexión toma la palabra. Es aquí donde brotan los conceptos más reveladores y donde el libro pasa a ser lo que es: un imprescindible. Lo fáctico deviene en materia prima de un edificio teórico que, aunque beba en parte de otros manantiales de la intelectualidad[1], es construido con una arquitectura exquisita que, como veremos más abajo, incluye elementos totalmente nuevos.

MEMORIA. REPETICIÓN Y CAMBIO

INTRODUCCIÓN

       Esta monografía se centrará en analizar las formas en que la memoria ha sabido manifestarse y actuar en torno a la dictadura militar que se inició el 24 de Marzo de 1976 en la Argentina.
      A través de Tzvetan Todorov y la distinción que, en su libro Los abusos de la memoria, hace entre un “buen uso” de la misma y el “mal uso” que también puede implicar, nos proponemos indagar en el caso concreto que atañe a la memoria de la dictadura militar vivida en la Argentina entre los años 1976 y 1983. Todorov reflexiona y teoriza sobre dos formas en que la memoria puede ser enfocada por los afectados de un gran trauma[1]: Por un lado, sostiene, puede aparecer como una reminiscencia de tipo literal que conduce a la repetición y a una conmemoración obsesiva y estéril en cuyo seno el presente queda irremediablemente sometido al pasado. Por el otro, ese pasado, se puede convertir en memoria ejemplar que lleva al sujeto y a la comunidad a “aprender” de la tragedia estableciendo analogías que puedan repercutir positivamente en el presente y que al mismo tiempo hagan posible el duelo y la neutralización del dolor. En la memoria literal, explica, aparece una contigüidad entre el trauma y el acto que no puede generar nada nuevo. La memoria ejemplar, en cambio, reemplaza la reproducción textual por la variación. La semejanza con el pasado abre caminos a soluciones para el presente y el futuro. Por ello, además de incidir benignamente en el hoy, la memoria ejemplar libera, según Todorov, al afectado del trauma.