Este 24 de marzo se cumplen 40 años del último golpe cívico
militar.
Nos gustaría hacer una nota de historia, pero
lamentablemente tenemos que escribir una nota de actualidad. Pasaron varios
años y la Democracia que supimos construir está en serio peligro. Luego de
varios años de lucha contra la impunidad, por memoria, verdad y justicia; la
realización de marchas, y actos públicos en distintas plazas, este aniversario
nos encuentra en una “nueva” etapa histórica.
El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, tal
como se lo definió en los últimos años, nos encuentra con un gobierno de
derecha conservadora elegido democráticamente por elecciones.
Un gobierno conformado en su mayoría por CEOs de empresas,
“exitosos en el mundo capitalista”, como plantean Morresi y Vommaro, y “que se
meten en política para armar grupos y gerenciar bien el país”.
En sus primeros 100 días de gestión, el macrismo ha dado
muestras de similitudes políticas, económicas e ideológicas con la última
dictadura.
Más aún, en estos 40 años vimos la continuidad en la
implementación de un modelo económico neoliberal en etapas: durante la
dictadura, a punta de bayonetas; en los ´90 con el menemismo desintegrando el
Estado y De La Rúa endeudando y reprimiendo.
Ya durante la primera década del siglo XXI, encontramos una
fuerte resistencia popular al neoliberalismo y algunas reacciones por parte del
gobierno kirchnerista en ese sentido, sobre todo en materia de DDHH y sociales.
Pero ahora, nuevamente, se viene una avanzada neoliberal, en el país y en el
continente.
Haciendo una suerte de comparaciones, en el plano político
las medidas tienden a un disciplinamiento social y político apuntando los
dardos contra las libertades democráticas y los mecanismos republicanos.
Esta desconfianza en la democracia se ve en los primeros
actos de gobierno que estuvieron signados por los decretos. Con el congreso en
receso, el presidente no tuvo ni la menor intención de convocar a sesiones extraordinarias
para debatir cuestiones fundamentales como la incorporación de ministros de la
corte suprema, como marca la constitución nacional, o la implementación del
protocolo antipiquete. Esto, sumado a la detención de la dirigente social
jujeña Milagro Sala y la represión a los trabajadores de la empresa Cresta Roja
y los bancarios, son claras muestras de la criminalización de la protesta
social, el primer paso para aplicar un ajuste económico, despedir trabajadores,
reprimir a los que luchan y disciplinar, desmoralizar y doblegar a la fuerza
laboral para que no luche por sus derechos.
En el plano económico, las medidas implementadas, muchas de
ellas aplicadas por decreto sin necesidad ni urgencia, también dan cuenta de la
similitud con los planes económicos de la dictadura de Videla y su ministro de
economía, Martínez de Hoz. La enorme devaluación del peso producto de la
liberación del cepo, los tarifazos a los servicios públicos, la inflación
descontrolada y la quita de retenciones al agro y a las mineras, son solo
algunos ejemplos de la enorme transferencia de recursos desde los sectores
populares hacia los sectores más concentrados de la economía. Citando al gran
periodista y luchador desaparecido Rodolfo Walsh: “La política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a
la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo
selecto de monopolios internacionales…” El mismo bloque beneficiado por el
gobierno de Cambiemos.
Con la excusa de la “pesada herencia” kirchnerista, Mauricio
Macri gobierna para los empresarios prometiendo que si se “normaliza” la
situación vendrán luego las inversiones – léase endeudamiento externo – y
posteriormente el derrame. No hay que tener mucho conocimiento de economía para
saber que esto nunca se cumplió. La financiarización de la economía, tal como
quedó plasmada en la ley de entidades financieras de Martinez de Hoz y que
llamativamente nunca fue derogada, solo lleva a la especulación empresaria,
interna y externa, destruye la pequeña y mediana empresa, genera desempleo y
deja en la pobreza a las mayorías populares.
En el plano ideológico, el gobierno de Macri se asemeja aún
más a la última dictadura militar. Primero construyendo consenso a través de
los medios de comunicación. Las operaciones de prensa son permanentes para
crear situaciones de zozobra y torcer la opinión pública hacia un discurso con
conceptos como “pesada herencia”, “cambio”, “cambiemos”, “refundación” etc.
Justamente esta última palabra fue utilizada en una conferencia de prensa por
funcionarios macristas que pretenden desarrollar un “proceso de organización
nacional”. Sobran las palabras.
Luego se empieza una campaña de demonización. En este caso,
el kirchnerismo y sus militantes son el chivo expiatorio para avanzar contra toda
la clase trabajadora, criminalizar la militancia y la juventud y, de esta
manera, avasallar las conquistas logradas en materia de derechos humanos,
laborales y sociales que se pudieron conseguir. Claro está que el gobierno
anterior no hizo todo bien ni avanzó tanto como uno hubiese querido, pero está
claro también que la derecha conservadora no va a dejar en pie ninguna de las
conquistas alcanzadas. Salvo que se oponga una resistencia que, al parecer, viene
demorada.
Finalmente, y sin ningún tipo de resistencia fuerte, la
implementación de un modelo de acumulación claramente financiero y
especulativo. El programa económico del macrismo tiene la clara intención de beneficiar
al sector exportador, agrícola, ganadero y minero y a los sectores financieros.
Más parecido a la última dictadura militar imposible. La economía que se está
desarrollando, dólar alto y flotante, altas tasas de interés, bajos salarios e
inflación, son las mismas políticas implementadas por Martínez de Hoz que tanto
mal le hizo al país. De neto corte neoliberal. En términos de Forcinito y
Basualdo, la dictadura militar inició un proceso de transformación económica
que se desarrollaba en todo el mundo occidental. En este sentido, las medidas
económicas llevadas adelante por el ministro de economía de la dictadura,
Martínez de Hoz, fueron la versión doméstica de la primera etapa de un modelo
de acumulación iniciado alrededor de la crisis del petróleo de 1973 y que
significó el paso de un modelo industrialista a un modelo financiero especulativo.
“Bajo el justificativo de reemplazar al
Estado por un mejor asignador de recursos, el mercado, la reforma del sistema
financiero liberalizó las tasas de interés y desreguló las actividades
financieras, transfiriendo la gestión de las mismas a las entidades privadas,
bancarias y no bancarias (las llamadas “financieras”).”[1]
En este sentido, las políticas del macrismo son parte de la
misma escuela neoliberal. Priorizar el mercado, bajar los costos de trabajo y
reducir la participación de los trabajadores en el producto bruto.
En definitiva, este aniversario número 40 del golpe cívico
militar nos encuentra en una democracia vapuleada, con un gobierno de derecha y
un escenario económico, político e ideológico con aspectos muy similares a la
dictadura. Una derecha conservadora que sin embargo, y no es un dato menor,
llegó al poder por elecciones y tiene un alto grado de consenso.
Por lo tanto, resulta necesario tener memoria del pasado,
comprender con claridad la situación actual, encontrarse y debatir, defender lo
conquistado y avanzar en lo que no se hizo, pero sobre todo, defender las
libertades democráticas que es, finalmente, lo que debemos recordar este 24 de
marzo.
[1] CURSO A DISTANCIA
"Argentina: de la dictadura militar a la crisis,
1976-2001.
Una mirada desde la historia económica"
Segundo cuatrimestre de 2007
Autoras del módulo: Eugenia Aruguete y Victoria
Basualdo
*Publicado en revista Contextos: https://issuu.com/ungscontextos/docs/contextos_n__1?utm_source=conversion_success&utm_campaign=Transactional&utm_medium=email
*Publicado en revista Contextos: https://issuu.com/ungscontextos/docs/contextos_n__1?utm_source=conversion_success&utm_campaign=Transactional&utm_medium=email
No hay comentarios :
Publicar un comentario