Diputada Nacional Myriam Bregman
El 31 de enero de 2024 se debatió en la Cámara de
Diputados de la Nación Argentina el proyecto de ley denominado “Ómnibus”, “Hotel Savoy” o “Bases para
la libertad”. Indistintamente de cómo se lo nombraba, siendo exactamente las
11:24, la diputada nacional de izquierda Myriam Bregman terminó su enérgico
discurso contra la ley recibiendo algunos aplausos.
Sin embargo, la imagen televisiva no registraba un hecho
desconcertante: desde uno de los balcones de la cámara, una persona empezó a
insultar a Bregman.
Inmediatamente se frenó el debate.
Varixs legisladores se negaron a continuar en el uso de
la palabra mientras siguiera ese personaje violento en el recinto.
El flamante e inexperto presidente de la cámara, Martín
Menem, señalando que no lo había escuchado, se comprometió a que no iba a
volver a suceder. Por el contrario, el resto de las bancadas se pusieron de
acuerdo en que el sujeto en cuestión debía ser expulsado del edificio para
seguir la sesión que prometía ser maratónica.
Finalmente, Menem dio la orden a la seguridad del
Congreso quien “invitó” a retirarse a ese hombre que se presentó como
“empresario y emprendedor” que fue a “bancar la ley”.
Entre quienes presenciaron su retirada estaba el fundador
del grupo Revolución Federal, Leonardo Sosa, agrupación responsable del
atentado contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, con su
pulserita roja que evidenciaba que “alguien de adentro” le dio para que tuviera
acceso al recinto (él aseguraba que fue Lilia Lemoine).
***
Este hecho aislado me llevó a otro contexto que, si bien
no es equivalente, espero que no se asemeje: el asedio permanente al Senador
Lisandro de la Torre en 1935 y que terminó en la tragedia que todos conocemos:
el asesinato del senador santafesino Enzo Bordabehere.
Aquel escenario
El 6 de septiembre de 1930 un grupo de cadetes del
colegio militar, al mando del General Uriburu, marchó hacia la Casa Rosada,
flanqueado por los aplausos de miles de civiles y consumando así el primer
golpe de estado del siglo XX.
Así inició lo que los manuales de historia denominaron
“La década infame” (1930-1943) por su bajo nivel democrático y el fraude
electoral; los negocios contrarios a los intereses del país –en beneficio del
imperialismo británico-; y su alto nivel represivo sobre la clase trabajadora.
En 1935, cuando el senador demócrata-progresista por la
provincia de Santa Fe estaba exponiendo los detalles de la investigación sobre
los negociados en la industria frigorífica entre el gobierno nacional y las
empresas británicas, y que beneficiaba a estas últimas, un excomisario de la
Provincia de Buenos Aires, Ramón Valdez Cora, caído en desgracia por su
accionar violento, ilegal y corrupto, recibió la orden del Partido Conservador
de presenciar las sesiones hasta que “se necesitara” sus servicios de matón.
En la sesión del 23 de julio de 1935, Lisandro de la
Torre increpaba directamente a los ministros de Hacienda, Federico Pinedo, y al
de Agricultura y Ganadería, Luis Duhau. Perdiendo la paciencia Pinedo insultó a
De La Torre, éste se le acercó, Duhau se le interpuso, se armó revuelo en el
recinto, varios se levantaron y se escucharon cuatro disparos.
El senador Enzo Bordabehere, electo por Santa Fe pero
nunca asumido, se desplomó en su propia sangre.
El matón, invitado por el oficialismo al recinto, tenía
un arma en su mano y fue detenido y condenado a veinte años de cárcel. Salió en
1953.
Bordabehere murió sin asumir y De La Torre, ofendido en
su honor y deprimido en su tarea, se quitó la vida en 1939. Los negociados del
gobierno con los capitales extranjeros continuaron mucho más allá.
Este escenario
El miércoles 31 de enero pasado sucedió un hecho
lamentable donde el “empresario y emprendedor” defensor de La Libertad Avanza
asedió e insultó a la diputada Bregman mientras el oficialista presidente de la
cámara negaba lo sucedido con una asombrosa y peligrosa actitud de “yo no fui”.
La presencia de este violento se complementó con la presencia del fundador del
grupo que quiso matar a CFK y el enorme despliegue policial antiprotesta en la
calle.
Estamos con un gobierno elitista, clasista y entreguista
con rasgos fascistas, pero elegido por la mayoría; con una orientación con
escasa constitucionalidad y de permanente pérdida de libertades democráticas.
Todo indica que se abre una etapa de mucha inestabilidad
política y social que se suma a la enorme crisis económica que se agrava día a
día.
Esperemos no estar presenciando el inicio de una nueva
“Década infame”. Ojalá la población tome nota de estas incipientes
coincidencias y se organice para frenarlas a tiempo.