domingo, 13 de diciembre de 2015

Cautelares y algo más.


¿Por qué no quisieron esperar ni hasta las 12? Quiero referirme a la cautelar interpuesta por el PRO y al que hizo lugar el fiscal amigo de Mauricio Macri, Di Lello, para que la presidenta Cristina Fernández dejara de tener esa función a las 0 horas del día 10 de diciembre de 2015. Ante el pedido del PRO, el poder judicial, en la decisión de la jueza Servini de Cubría, dispuso que “no cabe más que concluir que el mandato de la señora Presidente saliente culmina a la medianoche del 9 de diciembre y el mandato del señor Presidente entrante, se inicia a las 0 horas del 10 de diciembre de 2015”.
En este sentido, quiero plantear que la alianza gobernante actual, representante de los intereses del conjunto del establishment, ha decidido desplegar y exponer todo el poder acumulado en los últimos años y que se manifestó en las últimas elecciones.


La cautelar es una muestra de lo que viene.
Más allá de la hora exacta, el hecho transmite un contenido ideológico y político. Por un lado, demuestra que el discurso republicano de PRO es una farsa. Los sectores conservadores nunca respetaron la República, además odiaron el estilo populista del kirchnerismo e hicieron lo posible por modificarlo. Cómo no pudieron cambiarlo, quisieron borrarlo. Ganaron las elecciones y como si esto no alcanzara, y se preparaban actos de despedida, la cautelar tenía el sentido de disciplinar a la plebe. Similar a la “libertadora”.
Sin embargo, a estos sectores que hoy asumen el poder, en lo económico no les fue tan mal. La misma presidenta les decía a ellos (y a nosotros) que “la juntaron con pala”. Ahora manejarán también el poder político. Basta ver la composición del nuevo gabinete y las designaciones en los distintos cargos en instituciones públicas: una meditada selección de CEOs de empresas y fundaciones de dudosa procedencia.
En lo que refiere a su forma de entender la República, podemos tomar solo dos ejemplos que muestran que el establishment ya tenía un modus operandi hacia las instituciones republicanas. El primero, en el poder legislativo con el voto no positivo de Cobos. El segundo, en el poder judicial cuando Clarín logra una excepción a la ley de medios. En este sentido, la cautelar “calabaza” demuestra que la justicia no tiene nada de independiente.
Concretamente, lo que viene es una clara demostración de que el Estado, en su faceta actual, es la expresión político jurídica de las relaciones sociales de producción. Mientras los precios suben, los salarios deben esperar al llamado a paritarias del año que viene.

Nada es lo que parece.
La cautelar muestra otra cuestión: cómo se utiliza lo judicial (y mediático) para tapar los verdaderos problemas. Durante las últimas semanas de gobierno kirchnerista, se dieron una serie de idas y vueltas llamativas. Mientras los precios subían, Cristina y Mauricio discutieron acerca del traspaso de los atributos presidenciales en la casa rosada o en el congreso. No quiero discutir quién tenía razón, no creo que importe; lo que me parece grave es que mientras ellos discutían dónde era el traspaso, los precios de los alimentos subieron con las temperaturas de diciembre generando un fuerte impacto en el salario real de los trabajadores. Acá está el fondo del asunto: los empresarios suben sus precios “por las dudas”, los exportadores de materias primas no venden esperando la prometida devaluación y suspensión de retenciones; todos especulando que el dólar iba a subir el 11 de diciembre. Sin embargo, asumido el nuevo mandatario, la fuerte devaluación no se ha producido y el levantamiento del cepo cambiario está condicionado a la llegada de dólares del exterior. Es decir, a un nuevo endeudamiento externo.
El gobierno de Macri va a representar solo los intereses del empresariado, trasnacional y local (en este caso, socio de las multinacionales). Para eso, necesita mostrar la nueva relación de fuerzas. Recuerdo que el senador Eduardo Duhalde, cuando asumió la presidencia en 2002 había expresado no ser “un presidente débil”. Mauricio Macri esto lo sabe muy bien. En este sentido, tienen que demostrar que haber ganado el balotage por tan poco margen y haber visto la plaza llena para despedir a la presidenta, requiere de acciones que apunten a mostrar que su gobierno no va a ser débil. El despliegue de fuerzas al interior del Estado será como un gran TEG, donde el amarillo saturará los espacios con gente proveniente de la actividad privada o de ONG´s financiadas por vaya a saber qué multinacionales.
La citada cautelar, a mi forma de ver, tiene que ver con eso. Marcar la cancha y mostrarle al FPV, pero también a los trabajadores y el pueblo, que la moneda cayó, una vez más, del lado de los poderosos. Los caprichos sobre la sucesión, sumados al bailecito y karaoke en el balcón de la rosada, van en el sentido de un chico de 6 años cuando le gana a otro a la bolita y le baila en la cara.
No sé si Macri es débil, lo que sí está claro es que los grupos empresarios a los que representa son realmente fuertes. Lo que se viene es la restauración de ciertos procedimientos políticos que, más allá de los que nos muestren por televisión, no son otra cosa que adaptar las instituciones de cara a la crisis económica que vive el mundo y la región en particular, instituciones que permitan reproducir la dominación y recomponer la tasa de ganancia de los que, en definitiva, fueron elegidos en las elecciones por el 51% de los argentinos.
En fin, la cautelar muestra que los que ganaron no respetarán ninguna división de poderes y pretenden hacer valer el poder que han acumulado. Pero por las dudas, pese a ganar las elecciones, no pudieron con su genio y a Cristina la echaron.


2 comentarios :

  1. Y ayer (14/12), en violación flagrante de la Constitución, arguyendo un artículo sobre "empleados" (ahora, los altos magistrados de la Corte Suprema, poder independiente, según la C.N., para Macri son empleados) designa a dos jueces supremos ¡¡sin acuerdo del Senado de la Nación!! ¡¡Y Lorenzetti ni mosquea!! ¿Vamos hacia la dictadura descarada de las clases dominantes?

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