lunes, 4 de marzo de 2024

¿Qué te pasa Clarita?


 

A Clarita le quedó historia para rendir ahora, en febrero. Estamos en período de recuperación. Solo le queda esa materia y pasa a tercer año. Clarita quiere pasar sin ninguna previa.

Clarita es mi alumna desde la mitad del año pasado, cuando se vino de una provincia norteña a la Capital Federal. Se vino con la madre y allá quedó el papá. Aunque tiene una personalidad muy sociable, no fue fácil para ella.

El período de recuperación de febrero dura dos semanas y tiene una cláusula que obliga a los alumnxs a asistir, por lo menos, al 80% de las clases. Esto significa, para mi materia, 6 días en dos semanas.

Clarita vino a rendir historia el martes, en su horario habitual, cuando me disponía a darle las indicaciones para aprobar la materia me preguntó si podía rendir todo el mismo día. Por supuesto, estando tan perseguido y vigilado por las autoridades y los reglamentos y con pocas ganas de sumarios o llamados de atención de supervisores que pasean por los pasillos sin control de nada ni nadie, le dije que igual tenía que venir al 80% de las clases.

Dicho y hecho, le di las indicaciones, que la carpeta completa, que la revolución industrial, que la revolución francesa, y así un listado de temas del programa y que la veía el jueves.

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A la clase siguiente vino Clarita con la mamá a pedirme si le podíamos tomar todo el mismo día porque no le alcanza el dinero para el viaje.

Resulta que Clarita y la mamá se tuvieron que ir de donde vivían en capital en enero y se mudaron a Avellaneda y “realmente profesor, no tenemos para el pasaje”.

Clarita de 15 años vive ahora con la mamá en un garaje (ella le dijo “un monoambiente”) con una “ventanita así” (y separó las manos unos 20cm) en Avellaneda a un tren y un colectivo de distancia de “la escuela donde están sus amigas”.

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Ir a trabajar a la escuela se puso realmente difícil. Verla a Clarita con su mamá fue un mazazo en nuestra conciencia. Porque pobre del que ha olvidado que hay millones de Claritas, recién nacidas, golpeándonos el pecho con el ala cansada. Por ella, por su mamá y por nosotrxs tenemos que frenar esta catástrofe.

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