HACIENDO HISTORIA
Este es un espacio donde encontrarán algunos trabajos de investigación y opinión sobre la historia y la política.
domingo, 20 de octubre de 2024
miércoles, 29 de mayo de 2024
“El estado (anarco-capitalista) soy yo”
Me escribe un amigo español
asombradísimo para preguntarme si es cierto que los argentinos y las argentinas
hemos votado para presidente a un personaje tan peligroso como Javier Milei.
La reciente pelea del presidente argentino Javier Milei contra el
presidente español Pedro Sánchez es una muestra de la destrucción de la
política que pretenden los ultraderechistas como método de expresión y
organización de las sociedades.
Por el contrario, los libertarios procuran que todo sea regulado
por el “dios mercado”. Una ilusión que hasta los propios creadores del mercado
saben que es imposible.
lunes, 4 de marzo de 2024
En Argentina, la vergüenza viaja en ómnibus
Diputada Nacional Myriam Bregman
El 31 de enero de 2024 se debatió en la Cámara de
Diputados de la Nación Argentina el proyecto de ley denominado “Ómnibus”, “Hotel Savoy” o “Bases para
la libertad”. Indistintamente de cómo se lo nombraba, siendo exactamente las
11:24, la diputada nacional de izquierda Myriam Bregman terminó su enérgico
discurso contra la ley recibiendo algunos aplausos.
Sin embargo, la imagen televisiva no registraba un hecho
desconcertante: desde uno de los balcones de la cámara, una persona empezó a
insultar a Bregman.
Inmediatamente se frenó el debate.
Varixs legisladores se negaron a continuar en el uso de
la palabra mientras siguiera ese personaje violento en el recinto.
El flamante e inexperto presidente de la cámara, Martín
Menem, señalando que no lo había escuchado, se comprometió a que no iba a
volver a suceder. Por el contrario, el resto de las bancadas se pusieron de
acuerdo en que el sujeto en cuestión debía ser expulsado del edificio para
seguir la sesión que prometía ser maratónica.
Finalmente, Menem dio la orden a la seguridad del
Congreso quien “invitó” a retirarse a ese hombre que se presentó como
“empresario y emprendedor” que fue a “bancar la ley”.
Entre quienes presenciaron su retirada estaba el fundador
del grupo Revolución Federal, Leonardo Sosa, agrupación responsable del
atentado contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, con su
pulserita roja que evidenciaba que “alguien de adentro” le dio para que tuviera
acceso al recinto (él aseguraba que fue Lilia Lemoine).
***
Este hecho aislado me llevó a otro contexto que, si bien
no es equivalente, espero que no se asemeje: el asedio permanente al Senador
Lisandro de la Torre en 1935 y que terminó en la tragedia que todos conocemos:
el asesinato del senador santafesino Enzo Bordabehere.
Aquel escenario
El 6 de septiembre de 1930 un grupo de cadetes del
colegio militar, al mando del General Uriburu, marchó hacia la Casa Rosada,
flanqueado por los aplausos de miles de civiles y consumando así el primer
golpe de estado del siglo XX.
Así inició lo que los manuales de historia denominaron
“La década infame” (1930-1943) por su bajo nivel democrático y el fraude
electoral; los negocios contrarios a los intereses del país –en beneficio del
imperialismo británico-; y su alto nivel represivo sobre la clase trabajadora.
En 1935, cuando el senador demócrata-progresista por la
provincia de Santa Fe estaba exponiendo los detalles de la investigación sobre
los negociados en la industria frigorífica entre el gobierno nacional y las
empresas británicas, y que beneficiaba a estas últimas, un excomisario de la
Provincia de Buenos Aires, Ramón Valdez Cora, caído en desgracia por su
accionar violento, ilegal y corrupto, recibió la orden del Partido Conservador
de presenciar las sesiones hasta que “se necesitara” sus servicios de matón.
En la sesión del 23 de julio de 1935, Lisandro de la
Torre increpaba directamente a los ministros de Hacienda, Federico Pinedo, y al
de Agricultura y Ganadería, Luis Duhau. Perdiendo la paciencia Pinedo insultó a
De La Torre, éste se le acercó, Duhau se le interpuso, se armó revuelo en el
recinto, varios se levantaron y se escucharon cuatro disparos.
El senador Enzo Bordabehere, electo por Santa Fe pero
nunca asumido, se desplomó en su propia sangre.
El matón, invitado por el oficialismo al recinto, tenía
un arma en su mano y fue detenido y condenado a veinte años de cárcel. Salió en
1953.
Bordabehere murió sin asumir y De La Torre, ofendido en
su honor y deprimido en su tarea, se quitó la vida en 1939. Los negociados del
gobierno con los capitales extranjeros continuaron mucho más allá.
Este escenario
El miércoles 31 de enero pasado sucedió un hecho
lamentable donde el “empresario y emprendedor” defensor de La Libertad Avanza
asedió e insultó a la diputada Bregman mientras el oficialista presidente de la
cámara negaba lo sucedido con una asombrosa y peligrosa actitud de “yo no fui”.
La presencia de este violento se complementó con la presencia del fundador del
grupo que quiso matar a CFK y el enorme despliegue policial antiprotesta en la
calle.
Estamos con un gobierno elitista, clasista y entreguista
con rasgos fascistas, pero elegido por la mayoría; con una orientación con
escasa constitucionalidad y de permanente pérdida de libertades democráticas.
Todo indica que se abre una etapa de mucha inestabilidad
política y social que se suma a la enorme crisis económica que se agrava día a
día.
Esperemos no estar presenciando el inicio de una nueva
“Década infame”. Ojalá la población tome nota de estas incipientes
coincidencias y se organice para frenarlas a tiempo.
Reseña del libro "Ernesto Guevara, El pragmatismo de lo imposible" de Germán Pinazo
“El socialismo sin la moral comunista no me interesa”.
Esta es una de las frases del Che que destaca el politólogo Germán Pinazo en su
libro “Ernesto Guevara, El pragmatismo de lo imposible” que editó recientemente
la Universidad Nacional de General Sarmiento. Ese fue uno de los conceptos centrales
que el comandante Ernesto Che Guevara sostuvo durante su estadía en la Cuba
revolucionaria y que Pinazo repasa en este libro centrado en sus ideas
económicas que formaron parte del Gran Debate Económico entre los años 1963 y
1964.
En el primer capítulo, Pinazo nos propone releer al Che como
quien quiso transformar el capitalismo construyendo una alternativa que tomara
en cuenta la economía, pero también la ideología y la moral revolucionarias.
En los primeros meses de la revolución, el Che cumplirá cargos
de gestión económica que le dará cierta experiencia y le servirá para delinear
una de las principales ideas que formaron parte del Gran Debate Económico de
1963/64: el Sistema Presupuestario de Financiamiento.
En el segundo capítulo, el autor ya nos introduce en el
Gran Debate. Allí, Guevara pondrá en acto sus habilidades de lector y escritor que
ganó siendo pequeño cuando debía quedarse en reposo debido al asma y que
continuó toda su vida cuando dejaba registro de sus viajes, sus aventuras y sus
luchas cuando redactaba sus experiencias guerrilleras en la Sierra Maestra, en
el Congo y en Bolivia a través de sus conocidos diarios.
Así, el politólogo de la UNGS, va reconstruyendo, de
forma sintética y accesible, el intercambio de ideas económicas en torno de
tres ejes fundamentales: el primero, alrededor de la ley del valor en el período
de transición al socialismo; el segundo es el denominado Sistema Presupuestario
de Financiamiento y el tercero en torno al rol de los estímulos morales en la
construcción del socialismo.
El debate comienza cuando en junio de 1963, el Che se
topa con un texto del comandante revolucionario Alberto Mora publicado en la
revista Comercio Exterior y que expresaba
tres críticas al pensamiento económico del Che: a) la ley del valor existe
siempre cuando hay recursos limitados y necesidades crecientes; b) no hay contradicción
entre ley del valor y planificación, sino todo lo contrario: el valor debe
aparecer plenamente en la planificación como criterio para regular necesidades
y recursos y c) la ley del valor opera, incluso, en el conjunto de empresas que
pasan a ser de sociedad estatal, que no deben ser consideradas, como piensan
“algunos compañeros”, como una sola empresa.
Por su parte, Guevara responde a través de una publicación
en la revista Nuestra Industria. Revista
Económica en octubre de 1963. Allí plantea que A) el valor no es una
relación entre necesidades y recursos, sino un quantum de trabajo abstracto y B) si bien en Cuba las empresas
estatales no constituyen todavía una sola gran empresa, esto no quiere decir
que los intercambios entre las mismas sean necesariamente mercantiles. Allí
lanza otra de las ideas centrales: las desmercantilización de las relaciones de
producción y de las relaciones sociales.
En este sentido, Germán Pinazo afirma que los debates que
daba Ernesto Guevara no eran solo económicos sino de sustancia ético-política
con la que busca construir una nueva hegemonía basada en una reforma
intelectual y moral. Con ese fin, el Che introduce en el debate económico
cuestiones que van más allá de la economía y se mete con la conciencia agregando, de esta manera, cuestiones
de índole ideológica porque sin la conciencia,
dice, no puede haber comunismo. Así, Guevara no solo critica la ley del valor
utilizada en el Sistema de Cálculo Económico sino también la falta de
construcción de una conciencia
distinta de la sociedad. No se puede pensar una sociedad distinta sobre la base
del individualismo. En este marco, introduce sus conceptos sobre los incentivos
morales contra los estímulos materiales porque “no solo luchamos contra la pobreza, también luchamos contra la
alienación”.
Para Pinazo, aquí radica el nudo de la estructura del
pensamiento de Ernesto Guevara y que le da título al libro: “lejos de ser
utópico, su pensamiento es profundamente pragmático, en el sentido de que no se
puede construir una nueva sociedad si no se revolucionan las motivaciones que
tienen los miembros para trabajar y relacionarse”.
Finalmente, en el último capítulo del libro, Germán
Pinazo hace un “salto temporal” para analizar el pensamiento de Guevara en el
marco de la desaparición de la Unión Soviética y demostrando que el Gran Debate
no es solo un tema histórico remoto.
En primer lugar, niega que la desaparición de la URSS estuvo
exclusivamente ligada a una crisis económica terminal y, por ende, descarta la
idea difundida de que la planificación económica es inaplicable y se la
adjudica a un sentido común que difunde esa idea de que el capitalismo es el
único proyecto civilizatorio posible. En segundo lugar, propone que la URSS no
colapsó por una incapacidad económica y, mediante una serie de datos, demuestra
que, salvo en el periodo Brezhneviano, no hubo años de contracción o recesión económica.
A lo sumo de estancamiento.
También propone agrupar los problemas de la URSS en dos
tipos relacionados: A) los problemas coyunturales derivados del reordenamiento
comercial de las décadas del setenta y del ochenta y B) los problemas
estructurales asociados a los problemas que hoy llamaríamos de “incentivos”.
En ese contexto, a mediados de la década de 1980, es
cuando asume Mijaíl Gorbachov la secretaría general del Partido Comunista de la
Unión Soviética trayendo consigo las reformas económicas de mercado conocidas
como Perestroika. Estas reformas permitieron la aparición de emprendimientos
privados y les dieron mayor autonomía a los directivos de las empresas públicas
y a las comunidades locales para la toma de decisiones. Esto permitió que la nomenklatura se proyectara primero como
gerentes de las empresas y luego como propietarios de las empresas en tiempos
de la privatización. Sobre este orden de cosas, Pinazo nos propone pensar las
consecuencias en clave del pensamiento del Che tomando el problema ideológico
en las discusiones económicas y de planificación porque “no puede haber
proyecto económico-civilizatorio alternativo al capitalismo sin una discusión
(una disputa) ideológica que ponga en el centro el problema de los incentivos
individuales”.
En conclusión, Germán Pinazo nos propone en este libro recorrer
la breve pero intensa trayectoria de gestión económica del Che en Cuba; sumado
a sus planteos sobre la lucha ideológica en la construcción de un proyecto
alternativo al capitalismo, sus propuestas de incentivos morales y de educación
de las masas mediante el ejemplo, y nos advierte sobre la vigencia del
pensamiento de Ernesto Guevara, no como un utópico, sino más bien, como un
pragmático de lo imposible.
¿Qué te pasa Clarita?
A
Clarita le quedó historia para rendir ahora, en febrero. Estamos en período de
recuperación. Solo le queda esa materia y pasa a tercer año. Clarita quiere
pasar sin ninguna previa.
Clarita
es mi alumna desde la mitad del año pasado, cuando se vino de una provincia norteña
a la Capital Federal. Se vino con la madre y allá quedó el papá. Aunque tiene
una personalidad muy sociable, no fue fácil para ella.
El período
de recuperación de febrero dura dos semanas y tiene una cláusula que obliga a
los alumnxs a asistir, por lo menos, al 80% de las clases. Esto significa, para
mi materia, 6 días en dos semanas.
Clarita
vino a rendir historia el martes, en su horario habitual, cuando me disponía a
darle las indicaciones para aprobar la materia me preguntó si podía rendir todo
el mismo día. Por supuesto, estando tan perseguido y vigilado por las
autoridades y los reglamentos y con pocas ganas de sumarios o llamados de
atención de supervisores que pasean por los pasillos sin control de nada ni
nadie, le dije que igual tenía que venir al 80% de las clases.
Dicho y
hecho, le di las indicaciones, que la carpeta completa, que la revolución
industrial, que la revolución francesa, y así un listado de temas del programa
y que la veía el jueves.
***
A la
clase siguiente vino Clarita con la mamá a pedirme si le podíamos tomar todo el
mismo día porque no le alcanza el dinero para el viaje.
Resulta
que Clarita y la mamá se tuvieron que ir de donde vivían en capital en enero y se
mudaron a Avellaneda y “realmente profesor, no tenemos para el pasaje”.
Clarita
de 15 años vive ahora con la mamá en un garaje (ella le dijo “un monoambiente”)
con una “ventanita así” (y separó las manos unos 20cm) en Avellaneda a un tren
y un colectivo de distancia de “la escuela donde están sus amigas”.
***
Ir a
trabajar a la escuela se puso realmente difícil. Verla a Clarita con su mamá
fue un mazazo en nuestra conciencia. Porque pobre del que ha olvidado que hay
millones de Claritas, recién nacidas, golpeándonos el pecho con el ala cansada.
Por ella, por su mamá y por nosotrxs tenemos que frenar esta catástrofe.
jueves, 24 de febrero de 2022
De Pinky y Cacho Fontana a Santiago Maratea. Un cambio necesario en la representación de la solidaridad.
Hace exactamente 40 años, Doña Norma le pide a su nieto Nicolás que se levante, gire la perilla del televisor blanco y negro y ponga ATC. Es el 8 de mayo de 1982 a las 20:30. En la pantalla del living, donde se reúne la familia a mirar el único televisor de la casa, Pinky y “Cacho” Fontana les dan la bienvenida a las 24 horas de las Malvinas Argentinas. Terminan de decirlo y entran al canal mientras se oye una musiquita pegadiza, entre jingle y militar, que dice “vamos argentinos, vamos a vencer…”. Había empezado la colecta para los “muchachos de armas” que estaban dando batalla en las Islas.
Un rato más tarde, Pinky le pide a Doña Norma, su nieto y
a “todos los argentinos” que se pongan de pie para cantar el himno nacional.
Doña Norma se pone de pie y le pide a su nieto Nicolás que también lo haga.
Susana Rinaldi comienza a recitar un fragmento del himno e inmediatamente
comienza todo el estudio 2 de ATC a cantar junto a ella. La “nueva” televisión
a color permite ver la bandera argentina con su celeste y blanco mientras
realiza un paneo del público cantando. Al final todos aplauden, se emocionan y
se sientan.
Unas horas después, frente a Doña Norma y su nieto,
irrumpe la imagen rubia de una jóven Susana Giménez. Con lágrimas en los ojos
le dice a Pinky y a Cacho que les dona “para la balanza” un reloj de oro. Pinky
se entusiasma mientras el novio de la futura diva, un joven Ricardo Darín,
escucha atentamente que Pinky y Cacho mandan al móvil que se encuentra en
Corrientes y Florida. Allí hay una de las tantas urnas que distribuyeron en la
ciudad.
Al ratito nomás, Cacho informa que el programa alcanza
niveles record de audiencia (las mediciones de la época informan 52.2),
mientras Pinky anuncia frente a cámara, y con un cartel de pie pintado con
dudoso Letraset, la cifra de pesos (nuevos y viejos) que llevan recaudados. Durante
todo el día las personas donan plata, joyas, tapados de piel y diversas
pequeñeces invaluables.
Las Islas Malvinas
y la historia reciente
Las Islas Malvinas están en manos de los ingleses desde
1833 cuando fueron ocupadas por el otrora gran imperio británico. Desde ese
tiempo, la Argentina estuvo reclamando, diplomáticamente, el reconocimiento de
la soberanía, la devolución de las dos islas y los permisos de explotación de
sus aguas.
En marzo de 1976, una junta militar integrada por las
tres armas, toma el poder por la fuerza e instala un modelo económico
neoliberal que destruye el aparato productivo nacional. Al mismo tiempo, pone
en marcha una política de violación sistemática de los derechos humanos a
través de la tortura, la desaparición y la muerte de miles de personas.
Ya en su ocaso, la dictadura
sueña con relegitimarse y el 2 de abril de 1982, el militar en ejercicio de la
presidencia, Leopoldo Galtieri, inicia la ocupación militar de las islas,
creyendo (solo él) que los EEUU apoyarían su jugada. La guerra de Malvinas duró
74 días y casi mil muertos. Como consecuencia de esa derrota, la dictadura
militar se vio más debilitada y comenzó una transición a la democracia. En 1983
con el gobierno del radical Raúl Alfonsín, se inició una nueva etapa
democrática y otro período de reclamos diplomáticos.
El gobierno de Rául Alfonsín
heredó una situación socioeconómica desastrosa y sumado a las presiones
militares y la deuda externa, tuvo que adelantar el traspaso del mando. En 1989
Carlos Menem impulsó una serie de reformas económicas y políticas que, en
resumidas cuentas, enterraron aún más al país a través de las privatizaciones,
la desocupación y el hambre de millones de argentinos. Finalmente, en diciembre
del 2001 el presidente radical Fernando de la Rúa, continuando con el desastre
de su antecesor, hundió al país en la pobreza, la desesperación y la muerte.
Como resultado de las políticas
económicas y políticas fracasadas, la sociedad sufrió una crisis de
representación y, al grito de “Que se vayan todos”, inició un proceso de
reflexión política y cultural que dio por finalizada una etapa que evidenciaba
que la democracia formal no pudo resolver los problemas que había dejado la
dictadura.
La política pasó a ser una cosa
sucia, corrupta, donde los más jóvenes –y no tanto- dejaron de confiar.
Rebelión y después
La primera década del siglo XXI
fue de crecimiento económico. Los valores de los productos exportables del
campo beneficiaron al país y el gobierno kirchnerista aprovechó para distribuir
mejor y saldar la deuda con FMI. Al mismo tiempo se retoma la agenda de los
DDHH y miles de jóvenes, que le escapaban a la política, se sumaron a militar.
Con el correr de los años, los números de la economía empezaron a flaquear, los
políticos se agrietaron, lxs jóvenes crecieron y la pobreza también. La crisis
económica trajo un gobierno pro empresarios que terminó de arruinar la economía
y las esperanzas de una generación que creía que se pudiera cambiar las cosas
“desde adentro”.
Solidaridad 2.0
Es sábado a la noche y @Nati2002
de 19 años está en un boliche con sus amigues. La música suena fuerte, pero
ella no baila. Está tomando un trago en la barra con @Mechi2003 de 18, que está
con el celular en la mano. Scrolea a full mirando las historias y los reels. De
repente se queda escuchando a un pibe de gorrita y pelo rubio. El ruido no la
deja escuchar muy bien, pero ella está acostumbrada y saca un par de datos.
Inmediatamente le dice a @Nati2002 que abra Instagram y que vea la historia de
Santi Maratea de apenas 29 años. El flaco está diciendo que “en lugar de salir
a ponerse en pedo, prefería quedarse en la casa a fumarse un porro y juntar
guita para los incendios de la provincia de Corrientes”.
Desde la pantalla de su iPhone,
@Mechi2003 y @Nati2002 escuchan a Santi Maratea decir “Eh guacho, ponete las
pilas. Ayudame a juntar guita para los pobres correntinos que la están pasando
mal.” El relato se entrecorta cada 45 segundos, pero es claro: hay que juntar
plata para comprar camionetas, autobombas, guantes y botas para los bomberos
voluntarios de la provincia que están combatiendo el fuego. @Mechi2003
inmediatamente hace click en el link que Santi comparte en pantalla y dona 1200
pesos para la causa. @Nati2002 hace lo propio desde su celu y dona 600, pero le
comenta que le va a reenviar el mensaje a unes amigues que conoce que sabe que
pueden también ayudar.
Unas horas después, @Mechi2003
abre nuevamente la aplicación y se fija las nuevas historias, de 45 segundos,
que sube el “influencer”. Santi muestra una pantalla de computadora donde se
deja ver el millón de pesos recaudado. Santi se entusiasma y @Mechi2003 empieza
a compartir las screenshots con sus amigues. “Miren lo que está haciendo este
flaco. Está re piola”.
Santi ya empieza a darse cuenta
que la movida está funcionando.
El acontecimiento comienza a
trascender las redes sociales y se instala en la tv abierta. Algunos
periodistas empiezan a criticarlo. Los políticos empiezan a caranchear. Santi
les contesta que no tiene tiempo para atenderlos y sigue sacando presupuestos
de autobombas para los bomberos de San Miguel que le mandan un mensaje grabado
y él lo postea. Van 12 horas y Santi recauda millones de pesos.
Doña Norma ya no está. Su nieto
Nicolás participó de la rebelión del 2001 y ahora es docente de escuela media
de la capital. Su salario no es muy alto y las condiciones de trabajo son
pésimas. El estado edilicio de la escuela donde trabaja es lamentable y el
gobierno no pone un mango. @Mechi2003, su hija, que estudia en la facultad,
descree de los políticos: “son todos iguales, no me representa ninguno”. Por
eso prefiere aportar a un “pibe como ella” que sabe que junta plata, pero no se
la va a afanar. No descree de la política como herramienta de cambio, solo que
piensa que la política debe darse de otra manera.
No ve la televisión, no escucha los alaridos de los periodistas de la tarde. Para ella lo más importante es el cambio climático y las cuestiones de género. Con su amiga @Nati2002 se pintaron la cara de brillitos y participaron de las marchas por la legalización del aborto, las del “Ni una menos” y contra el cambio climático.
Conclusiones
Todas las investigaciones indican que “las 24 horas de las Malvinas Argentinas” fueron una estafa. Esta y todas las colectas realizadas en nombre de los “soldados” fueron a parar a cualquier lado menos a las manos de los colimbas que combatieron contra una de las potencias militares del mundo, apoyados por sus socios de la OTAN, sin ropa, sin armas y dirigidos por una manga de asesinos que no sirvieron nunca para nada. Eso nos dejó una huella imborrable en la memoria colectiva. La corrupción de los de arriba quedó marcada a fuego en la sociedad.
Después de 40 años de democracia, y una rebelión popular en el medio, existe una nueva generación de jóvenes que no quieren ser estafados. No creen en grandes salvadores. Tienen otras prácticas sociales, políticas y humanas. Los adultos no las comprendemos y tratamos de encasillarlas, pero no podemos.
Santiago Maratea es hijo de una época de cambios profundos surgidos del desarrollo de las tecnologías, pero también del fracaso de la política tradicional y la desconfianza. ¿Está haciendo la revolución? No en nuestros términos. ¿Lxs que aportan están cambiando la sociedad? No de la manera que nosotrxs pensamos. ¿Sirven las acciones colectivas organizadas por individuos desde las redes? No lo sabemos, está en proceso. En todo caso es una de las tantas acciones que realiza nuestro pueblo sin la intervención del Estado. ¿Es positivo sacarle responsabilidades al Estado? No sabemos. Lo que sabemos es que este Estado, cooptado por los empresarios desde hace décadas, no da respuesta a las demandas sociales.
Sería bueno que aprendamos de la historia y dejemos que lxs pibxs hagan el cambio social como ellxs quieren y sienten. Nosotrxs acompañemos, tal vez ellxs, con su lenguaje inclusivo, sus tatuajes y sus piercings logren mejorar nuestra sociedad antes que el capitalismo la transforme, definitivamente, en barbarie.
martes, 21 de diciembre de 2021
Mis alumnxs nacieron después del 2001
Por Luis Klejzer
Para nadie es novedad que una de las variables más
importantes para un profesor de historia es el tiempo. Existen tres categorías temporales
en nuestra disciplina: el tiempo corto, el tiempo medio y el tiempo largo. El
primero es el que habla del tiempo inmediato, el del acontecimiento, lo que
sucedió en un momento determinado de la historia. El segundo es el que
podríamos definir como el tiempo de un proceso concreto que dura algunos años.
El tiempo que dura una coyuntura. Finalmente, el tiempo largo es el que dura
mucho. Se le dice también el de las estructuras. En ese tiempo, decimos, las
cosas no suelen cambiar o cambian muy poco.
Quiero proponer acá una reflexión que surge de mis clases
de historia en la escuela media. Y lo quiero hacer desde los tres tiempos
históricos nombrados.
El tiempo corto. El acontecimiento. El 19 y 20 de
diciembre.
Mis alumnxs tienen todxs menos de 20 años. Por lo tanto,
es imposible que hayan vivido las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001.
Sin embargo, cuando un acontecimiento es muy importante, se suele decir, todos
sabemos qué hacíamos o donde estábamos. Yo les cuento que aquel 19 y 20 de
diciembre del 2001, yo estaba con mi moto, mi casco y mi morral cruzado
trabajando de mensajero en el microcentro. Es decir, fui parte de esas jornadas
porque trabajaba por ahí y me tocó estar en el lugar indicado en el momento
exacto. Pero mis alumnxs no habían nacido. Entonces, cuando hoy tengo que
enseñarles la crisis del 2001 hago un esfuerzo por separar memoria e historia. Sin
embargo, Eric Hobsbawm decía que eso era difícil. Lo cierto es que, cuando
hablo del 2001, se me cruzan experiencias personales que permiten, en cierta
forma, respaldar algunos datos históricos.
El tiempo de la coyuntura.
Para explicar las jornadas del 19 y 20 de diciembre no
puedo quedarme con el tiempo corto, necesito, por lo menos, el tiempo de la
coyuntura. Para enseñar la crisis del 2001 necesito retrotraerme al inicio de
la década neoliberal. La hiperinflación, los saqueos de mayo de 1989 y el
adelantamiento del traspaso del mando de Raúl Alfonsín a Carlos Menem. Inmediatamente,
tengo que enseñar el Consenso de Washington y las leyes de Reforma del Estado y
la Convertibilidad. El desarrollo de ambas políticas económicas, sumadas a los
superpoderes del presidente causaron un proceso constante de privatizaciones,
desocupación, reformas laborales, aumento de la pobreza y la instalación de un
sistema político corrupto. El cambio de gobierno de 1999 no mejoró nada, peor,
profundizó la desocupación, la pobreza, la deuda externa y la desconfianza en
la clase política. Entonces les digo a mis alumnxs que para comprender el 2001
hay que entender toda la década neoliberal de 1989/2001.
El tiempo largo. El de las estructuras y las mentalidades.
Entonces, para explicar la década del 1990, es necesario
arrancar desde 1976. Como escriben Karina Forcinito y Victoria Basualdo, allí
comienza un proceso de transformación económica neoliberal en nuestro país, lo que
significó un cambio en el régimen de acumulación. El pasaje de un modelo
industrialista a uno financiero-especulativo. Allí explico las causas de la
dictadura cívico-militar, los planes económicos, la política del terrorismo de
Estado que permitió aplicar esos planes y el inicio de un periodo de
destrucción constante del aparato productivo, de las relaciones sociales, de
las mentalidades. Entonces, para explicar las jornadas del 19 y 20 de diciembre
en necesario comprender toda la película. No solo mirar una foto o un
documental de 5 minutos en las redes.
El 2001 para mis alumnxs es como el Cordobazo para mí.
Cuando yo iba al colegio me enseñaban la rebelión popular en Córdoba de la
misma manera que yo enseño el 19 y 20. El Cordobazo (29 de mayo de 1969) me lo
enseñaron como acontecimiento, pero también como coyuntura, es decir, dentro de
la dictadura de Juan Carlos Onganía. Y, finalmente, me lo enseñaron en el
tiempo más largo, es decir, desde 1955. Mis profesorxs me explicaron que en
1955 hubo un golpe de Estado y que, a través de la persecución, proscripción y
represión del peronismo y del movimiento obrero en general, se inició un
proceso de resistencia, no sin contradicciones, que, cuando confluyeron los
obreros mejores pagos y sus hijxs universitarios en la capital cordobesa,
sucedió el levantamiento popular más importante de la década que logró voltear,
por lo menos, la dictadura de Onganía.
Después me enseñaron la radicalización política de la
juventud, de lxs intelectuales y de lxs artistas. Me enseñaron el contexto
latinoamericano con la revolución cubana y el contexto mundial de la guerra
fría y los procesos de descolonización y lucha armada. En fin, esa historia de
“lxs de abajo” que me enseñaron a mí, yo la aplico a mis alumnxs recuperando, como
decía Rodolfo Walsh, esa continuidad de historias de luchas populares.
Diciembre del 2001 condensa las crisis y las historias de
lucha de nuestro país. Allí confluyeron distintos actores que ya venían
luchando por separado: trabajadorxs ocupadxs y desocupados, jubiladxs,
docentes, ahorristas estafados y jóvenes víctimas del gatillo fácil. Esos días
confluyeron en la calle la pobreza y la desesperación con la bronca y la
solidaridad.
En definitiva, a mis estudiantes les explico que el 2001
expresa, de alguna manera, esa gran frase que dice “luchar, vencer, caerse;
levantarse y volver a luchar hasta que se acabe la vida”. Pensándolo como
trabajadorxs en el largo tiempo, podemos decir que hemos luchado, hemos
perdido, pero nos hemos levantado y vuelto a luchar. Y de eso trata. De pensar
la historia de largo plazo. Les explico que, a diferencia de los que nos
quisieron hacer creer en los 90´s, la historia no terminó, existe mientras haya
personas que se organicen para satisfacer sus necesidades. Y si estas no están
satisfechas para todxs, no tengan dudas, que nuestro pueblo sabrá levantarse y
luchar hasta que acabe la vida.