jueves, 17 de marzo de 2016

A 40 años del golpe cívico militar. Un deja vú.


Este 24 de marzo se cumplen 40 años del último golpe cívico militar.
Nos gustaría hacer una nota de historia, pero lamentablemente tenemos que escribir una nota de actualidad. Pasaron varios años y la Democracia que supimos construir está en serio peligro. Luego de varios años de lucha contra la impunidad, por memoria, verdad y justicia; la realización de marchas, y actos públicos en distintas plazas, este aniversario nos encuentra en una “nueva” etapa histórica.

El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, tal como se lo definió en los últimos años, nos encuentra con un gobierno de derecha conservadora elegido democráticamente por elecciones.
Un gobierno conformado en su mayoría por CEOs de empresas, “exitosos en el mundo capitalista”, como plantean Morresi y Vommaro, y “que se meten en política para armar grupos y gerenciar bien el país”.
En sus primeros 100 días de gestión, el macrismo ha dado muestras de similitudes políticas, económicas e ideológicas con la última dictadura.
Más aún, en estos 40 años vimos la continuidad en la implementación de un modelo económico neoliberal en etapas: durante la dictadura, a punta de bayonetas; en los ´90 con el menemismo desintegrando el Estado y De La Rúa endeudando y reprimiendo.
Ya durante la primera década del siglo XXI, encontramos una fuerte resistencia popular al neoliberalismo y algunas reacciones por parte del gobierno kirchnerista en ese sentido, sobre todo en materia de DDHH y sociales. Pero ahora, nuevamente, se viene una avanzada neoliberal, en el país y en el continente.
Haciendo una suerte de comparaciones, en el plano político las medidas tienden a un disciplinamiento social y político apuntando los dardos contra las libertades democráticas y los mecanismos republicanos.
Esta desconfianza en la democracia se ve en los primeros actos de gobierno que estuvieron signados por los decretos. Con el congreso en receso, el presidente no tuvo ni la menor intención de convocar a sesiones extraordinarias para debatir cuestiones fundamentales como la incorporación de ministros de la corte suprema, como marca la constitución nacional, o la implementación del protocolo antipiquete. Esto, sumado a la detención de la dirigente social jujeña Milagro Sala y la represión a los trabajadores de la empresa Cresta Roja y los bancarios, son claras muestras de la criminalización de la protesta social, el primer paso para aplicar un ajuste económico, despedir trabajadores, reprimir a los que luchan y disciplinar, desmoralizar y doblegar a la fuerza laboral para que no luche por sus derechos.
En el plano económico, las medidas implementadas, muchas de ellas aplicadas por decreto sin necesidad ni urgencia, también dan cuenta de la similitud con los planes económicos de la dictadura de Videla y su ministro de economía, Martínez de Hoz. La enorme devaluación del peso producto de la liberación del cepo, los tarifazos a los servicios públicos, la inflación descontrolada y la quita de retenciones al agro y a las mineras, son solo algunos ejemplos de la enorme transferencia de recursos desde los sectores populares hacia los sectores más concentrados de la economía. Citando al gran periodista y luchador desaparecido Rodolfo Walsh: “La política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales…” El mismo bloque beneficiado por el gobierno de Cambiemos.
Con la excusa de la “pesada herencia” kirchnerista, Mauricio Macri gobierna para los empresarios prometiendo que si se “normaliza” la situación vendrán luego las inversiones – léase endeudamiento externo – y posteriormente el derrame. No hay que tener mucho conocimiento de economía para saber que esto nunca se cumplió. La financiarización de la economía, tal como quedó plasmada en la ley de entidades financieras de Martinez de Hoz y que llamativamente nunca fue derogada, solo lleva a la especulación empresaria, interna y externa, destruye la pequeña y mediana empresa, genera desempleo y deja en la pobreza a las mayorías populares.
En el plano ideológico, el gobierno de Macri se asemeja aún más a la última dictadura militar. Primero construyendo consenso a través de los medios de comunicación. Las operaciones de prensa son permanentes para crear situaciones de zozobra y torcer la opinión pública hacia un discurso con conceptos como “pesada herencia”, “cambio”, “cambiemos”, “refundación” etc. Justamente esta última palabra fue utilizada en una conferencia de prensa por funcionarios macristas que pretenden desarrollar un “proceso de organización nacional”. Sobran las palabras.
Luego se empieza una campaña de demonización. En este caso, el kirchnerismo y sus militantes son el chivo expiatorio para avanzar contra toda la clase trabajadora, criminalizar la militancia y la juventud y, de esta manera, avasallar las conquistas logradas en materia de derechos humanos, laborales y sociales que se pudieron conseguir. Claro está que el gobierno anterior no hizo todo bien ni avanzó tanto como uno hubiese querido, pero está claro también que la derecha conservadora no va a dejar en pie ninguna de las conquistas alcanzadas. Salvo que se oponga una resistencia que, al parecer, viene demorada.
Finalmente, y sin ningún tipo de resistencia fuerte, la implementación de un modelo de acumulación claramente financiero y especulativo. El programa económico del macrismo tiene la clara intención de beneficiar al sector exportador, agrícola, ganadero y minero y a los sectores financieros. Más parecido a la última dictadura militar imposible. La economía que se está desarrollando, dólar alto y flotante, altas tasas de interés, bajos salarios e inflación, son las mismas políticas implementadas por Martínez de Hoz que tanto mal le hizo al país. De neto corte neoliberal. En términos de Forcinito y Basualdo, la dictadura militar inició un proceso de transformación económica que se desarrollaba en todo el mundo occidental. En este sentido, las medidas económicas llevadas adelante por el ministro de economía de la dictadura, Martínez de Hoz, fueron la versión doméstica de la primera etapa de un modelo de acumulación iniciado alrededor de la crisis del petróleo de 1973 y que significó el paso de un modelo industrialista a un modelo financiero especulativo. “Bajo el justificativo de reemplazar al Estado por un mejor asignador de recursos, el mercado, la reforma del sistema financiero liberalizó las tasas de interés y desreguló las actividades financieras, transfiriendo la gestión de las mismas a las entidades privadas, bancarias y no bancarias (las llamadas “financieras”).”[1]
En este sentido, las políticas del macrismo son parte de la misma escuela neoliberal. Priorizar el mercado, bajar los costos de trabajo y reducir la participación de los trabajadores en el producto bruto.
En definitiva, este aniversario número 40 del golpe cívico militar nos encuentra en una democracia vapuleada, con un gobierno de derecha y un escenario económico, político e ideológico con aspectos muy similares a la dictadura. Una derecha conservadora que sin embargo, y no es un dato menor, llegó al poder por elecciones y tiene un alto grado de consenso.
Por lo tanto, resulta necesario tener memoria del pasado, comprender con claridad la situación actual, encontrarse y debatir, defender lo conquistado y avanzar en lo que no se hizo, pero sobre todo, defender las libertades democráticas que es, finalmente, lo que debemos recordar este 24 de marzo. 





[1] CURSO A DISTANCIA
"Argentina: de la dictadura militar a la crisis, 1976-2001.
Una mirada desde la historia económica"
Segundo cuatrimestre de 2007
Autoras del módulo: Eugenia Aruguete y Victoria Basualdo
*Publicado en revista Contextos: https://issuu.com/ungscontextos/docs/contextos_n__1?utm_source=conversion_success&utm_campaign=Transactional&utm_medium=email

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