sábado, 22 de diciembre de 2018

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cierra escuelas nocturnas


Era viernes a las 18hs. Ya estaba todo listo para el brindis de año nuevo que haríamos en unas pocas horas. 
Estaban los vasos, las gaseosas, las servilletas y los snacks. 
Eramos poquitos en la escuela, ya no estábamos reunidos en la sala de profesores como una hora antes. Cada uno estaba apurando el último trámite de la semana cuando, de repente, a todos nos cae la misma e inconsolable noticia al celular: el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tomó la decisión unilateral e improvisada de cerrar los colegios comerciales nocturnos. Unos segundos después del shock, caímos en la cuenta que, esa decisión clasista y elitista, significaba el cierre de la escuela donde trabajamos nosotros. Se cerraba nuestra escuela. La misma que un rato después iba a ser el escenario del brindis, que más que fin de año, podría llegar a ser el brindis de despedida de la escuela. 
En una decisión que sigue la línea de sus 11 años de gobierno en la ciudad, el macrismo anuncia en diciembre, las medidas más antipáticas y antipopulares. Así, sin más, los últimos días del año, cuando ya las escuelas están casi vacías y los alumnos y docentes solo vienen a las mesas de orientación y evaluación. En ese momento donde la gente tiene que estar pensando en las fiestas, en las merecidas vacaciones después de un año duro de trabajo, el gobierno toma la medida que afecta a toda la comunidad educativa y deja sin escuela a los pibes y sin trabajo a los docentes. 
Lejos de cumplir las promesas de campaña o de resolver siquiera la falta de vacantes, el macrismo continúa con su política de destrucción de la educación pública y la consecuente privatización. 
Cuando nos encontramos ese viernes más tarde para brindar, los chicos de la noche todavía estaban en sus aulas. Ellos que ya no van a tener su escuela, seguían en proceso de orientación y evaluación en una escuela que, para el gobierno, ya no tiene ninguna función. Claro, allí van los alumnos que por alguna razón no pudieron seguir estudiando, los que trabajan desde hace años, los que tienen problemas familiares. Esa modalidad, según Larreta y Acuña, no tiene razón de ser. Fieles a su pensamiento neoliberal y meritocrático, consideran a esos pibes y pibas ciudadanos de segunda. Si no pudieron estudiar, pues que no estudien. 
En fin, aquella noche que debía ser una fiesta, se tiñó de bronca, de ojos llorosos, de impotencia. Nos miramos y nos veíamos angustiados. Fue raro. Sin embargo, no dejamos que nos quiten ese rato de festejo. Porque la educación es un acto de festejo, pero también de lucha y resistencia. Siempre lo fue. 
Sabíamos que el lunes siguiente volveríamos a la escuela y se iniciaba un periodo de lucha. Se inicia una semana de debate, de reuniones, de pensar acciones para defender, como siempre lo hicimos, la Escuela Pública. El lugar de esos pibes y pibas que tienen los mismos derechos que todos. El lugar de trabajo de nuestros compañeros profesores que han decidido apostar a la Educación como una herramienta de liberación. 
Entonces estas semanas seguirán siendo de orientación y evaluación, pero, no solo de las materias curriculares, sino de las acciones en defensa de los colegios nocturnos, de los cuales estamos orgullosos.


No al cierre de los colegios!

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