miércoles, 20 de diciembre de 2017

Es diciembre y el pueblo lo sabe


Por Luis Klejzer
La Argentina tiene esa capacidad de darte la posibilidad de repetir momentos de la historia, en tiempo y espacio. Huelga decir que nosotros no somos los mismos, que los actores y las relaciones sociopolíticas cambian, pero me permito soñar con esas coincidencias.
Siempre es interesante repetir el inicio del excelente texto de Carlos Marx cuando, citando a Hegel, dice que la historia se repite dos veces. Aunque muchos conocen como remata la oración, quedémonos con esta primera parte.
Siempre decimos que, en este país, el mes de diciembre es un mes caliente. Por lo menos yo lo escucho desde el 2001 cuando diciembre significó el plan de lucha piquetero contra el gobierno de la Alianza, los cortes de luz con reclamos en las calle y en las empresas eléctricas, el corralito financiero, los saqueos en los conurbanos, el cacerolazo del 19 a la noche contra el Estado de sitio y finalmente la renuncia de De La Rúa en medio del enfrentamiento más grande que vi en los últimos 30 años.

Desde ese momento se piensa, y se asusta desde los medios masivos de comunicación, sobre el fantasma de los saqueos, corroborando el hambre permanente de ciertos sectores sociales, y el peligro de levantamientos populares. Lo cierto es que desde 2001 nunca más hubo jornadas como aquellas; se dieron saqueos menores; hubo movilizaciones sobre todo a supermercados y a los ministerios de desarrollo social; pero fueron sectoriales, nunca alcanzaron el nivel de masividad de aquel diciembre.
Sin embargo, el actual presidente Macri, envalentonado por su triunfo en las elecciones de noviembre, utilizó el mes de diciembre para aplicar un paquete de reformas antipopulares, creyendo sus propios discursos pagados que hablan de una hegemonía amarilla. Lejos de entender la situación social, desafiando la memoria colectiva y negando la lucha de clases, este paquete de reformas tuvo en la calle un capítulo aparte. La resistencia del pueblo trabajador, a pesar de las traiciones de los jefes sindicales y de los gobernadores, puso un freno importante a las políticas neoliberales. Por lo menos le dieron un duro golpe.
El paquete del gobierno que contiene las reformas previsional, la tributaria y la laboral, encontró en la primera parte, un enfrentamiento callejero nunca visto e impensado por los analistas de Cambiemos. Se creyeron ellos mismos sus encuestas y sus focus group, sin darse cuenta de que no se puede prever la acción de las personas. Y menos en diciembre.
Tratan a la gente como una campaña publicitaria, donde juntan a un grupo de personas y le dan de probar un chocolate. La política demostró ser otra cosa, sobre todo estas últimas semanas: de tener un 42% de votos positivos en noviembre, un mes después el gobierno  tuvo que soportar el fracaso en la OMC y la crisis política que abrió la reforma previsional.
Pero es diciembre y hay algo que tiene este mes que impide a los gobernantes “hacer cualquier cosa”.
La reforma previsional que votaron los parlamentarios es un punto de inflexión en el gobierno de Macri. Sin dudas, del gradualismo de los primeros dos años se pasó al draconianismo. Es decir, aprobar un paquete de leyes antipopulares difundiendo que, de esas medidas, depende el futuro inmediato del país. Aquí no hubo “si pasa, pasa”, aquí hubo pasa o pasa. Y para eso, además de los medios de comunicación y extorsión a los gobernadores, hubo un cambio cualitativo en el accionar represivo. No hay mucho más para decir. Solo basta ver las imágenes del despliegue casi militar, el uso coordinado de diversas fuerzas, la cantidad de heridos, la cantidad de detenidos; propio de un Estado de sitio.
Pero es diciembre y el pueblo lo sabe. Porque también está lo simbólico. Diciembre es el último mes del año. El pueblo se deja el último mes como quien se guarda la última carta. Diciembre quedó en la memoria colectiva como un mes de lucha. Un mes caliente donde muchos pelearon contra la injusticia, contra el Estado de sitio, contra la violencia institucional, contra el hambre. Diciembre es el mes de los aniversarios de los compañerxs en la lucha, el pueblo perdió a Pocho Lepratti, los motoqueros perdieron a Gastón Riva, los piqueteros perdieron a Petete Almirón y a tantos otrxs. Diciembre no es un mes cualquiera. Es el mes del “piquete y cacerola”. El de las asambleas populares. Es el mes de los cortes de luz por desidia de las empresas y del Estado. Es el mes de las fiestas con muchas mesas vacías. Es el mes del aguinaldo con ganancias. Del trabajador en negro que no tiene aguinaldo, ni planifica vacaciones.
Pero es diciembre y las nuevas generaciones quieren saber de qué se trata este mes caliente. Y ahí los tenés. Miles de jóvenes de entre 20 y 30 años que nos estuvieron escuchando, nostálgicos, las historias de ese histórico diciembre durante 16 años. Las anécdotas, los combates, las pérdidas y las lágrimas. Así como nosotros escuchábamos a los veteranos del Cordobazo.
Esos jóvenes hoy son los protagonistas. Los vi marchar, aguantar, gritar fuerte, cantar y enfrentarse a la policía. Me vi junto a ellos enredado en los gases neoliberales, las mismas piedras de las mismas calles, las mismas balas de goma. Recordé las canciones; las canté con ellos y las actualizamos juntos.
La historia argentina te da la posibilidad de encontrarte con miles de compañerxs con experiencia anterior y con miles de jóvenes que la empiezan a adquirir. Total, la clase política parece repetir las mismas fórmulas una y otra vez, sin aprender que en diciembre  el protagonista es el pueblo.

2 comentarios :

  1. Excelentes reflexiones sobre diciembre. Estuve en la plaza durante las dos represiones y en muchas marchas anteriores, allí me encontré con muchos compañeros docentes unidos en las canciones y tan convencidos como yo que esto no puede seguir pero siempre van por más, ahora por nuestro Sindicato. Ya Suteba advirtió que no se sentaron a la paritaria y están pidiendo la desvinculación de sus afiliados y no sé con qué nos encontraremos cuando volvamos a las escuelas. Ayer recibí por whatsapp un artículo suyo que lleva por título "No es la pileta, es el plan económico" lo compartí tanto como pude primero porque es breve y contundente y también porque todavía hay docentes ciegos y anestesiados. Espero nuevas entradas al blog. Seguiremos informándonos por este medio. Gracias. Laura

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  2. Gracias Laura. Este año se presenta difícil y nuestra trinchera son las escuelas. Ese es el espacio donde nos movemos. Donde trabajamos. Donde compartimos nuestros conocimientos con lxs estudiantes. Allí hacemos la historia y la enseñamos. Enseñamos la dignidad de luchar por una sociedad mejor y, sin dudas, los docentes tenemos mucho para decir al respecto.

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